viernes, 21 de octubre de 2022

Blindaje de la frontera es falso: solo para consumo de los medios de comunicación (OPINION)


 Por FABIO HERRERA MINIÑO

Los mandos superiores de las Fuerzas Armadas se pavonean y se jactan de afirmar con la boca  llena de orgullo que la frontera está blindada para asegurar que nada ni nadie puede atravesar la línea fronteriza desde occidente.

Sin embargo, andar por las carreteras y caminos de la frontera en la zona  de Dajabón o Santiago Rodríguez uno se topa con el intenso tráfico de haitianos llegando al territorio dominicano sin ningún tropiezo. Eso nos da pavor al darnos cuenta que es imposible  frenar ese trasiego humano que la mayoría es buscando la forma de trasladarse  hacia el extremo  oriental del país.

La mano de obra haitiana se necesita cada vez mas en el territorio  de oriente de la isla. Ya quedó atrás la que trabajaba por centavos y era explotada abusivamente. Ahora se necesita la mano de obra haitiana, que ya no es la que trabaja por centavos, sino es una que exige y demanda condiciones  salariales al costo de la demanda y ya ganan hasta mas que los dominicanos que se han ido especializando en otras labores en zonas francas, además de verse  desplazados por los vecinos dejando en sus manos esas labores difíciles de sumergirse en los lodazales de los arrozales dominicanos.

No hay dudas que la mano de obra haitiana en la agricultura es esencial y es la que asegura la alimentación total de los residentes en la isla incluyendo los turistas. Pero los dominicanos todavía prefieren irse en yola para Puerto Rico, pero  ahora buscar la vía de escape que los centro americanos han puesto de moda de hacer una larga y peligrosa travesía por las selvas del Darién, para en una larga caminata, intentar llegar a la frontera de México con Estados Unidos.

La desesperación humana es grande. Localmente  vemos las labores que están siendo asumidas por una migración venezolana que abarca ya varios campos en donde el sector de la alimentación tiene un tremendo sitial, incluso esta llevando mas orden e higiene a esas ventas artesanales que los dominicanos ofrecían en condiciones deplorables de presentación y sanidad aceptable.

La frontera no está blindada. En donde haya un guardia de origen fronterizo, la venta del acceso esta garantizada para esos infelices soldados que han convivido por décadas con sus vecinos haitianos  con los cuales han mantenido una relación casi familiar.

Los sectores cívicos, conscientes de sus deberes y propósitos de una patria  unida, choca contra la realidad de la ignorancia que se cuela en una avalancha en los sectores marginados en donde la convivencia entre los dos pueblos es muy fluida y se cruzan para compartir sus carencias sin importar la barrera del idioma donde el patois no es un impedimento. Y así vemos las escuelas rurales de la frontera dominicana ocupadas por su mayoría de escolares haitianos en convivencia armónica con sus semejantes dominicanos.

El blindaje es solo para consumo de los medios de comunicación y hacer el aguaje de que la frontera no la atraviesa nadie mientras tan solo en menos de 5 kilómetros de la línea uno se topa con grupos de vecinos occidentales que están huyendo de su pobreza

No nos olvidemos que el pueblo haitiano es muy creyente. Y para ellos su principal  devoción es venerar a la madre del pueblo dominicano Nuestra Señora de la Altagracia que provoca masivas peregrinaciones que vienen de occidente hasta Higúey para venerar a nuestra patrona cada mes de enero y cualquier otro mes del año.

jpm-am

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