Las familias que viven en estas viviendas viven en un permanente viacrucis por los deslizamientos de tierra que se han llevado parte de las estructuras, con pronunciados agrietamientos en las paredes y en los pisos.
La mayoría de estas viviendas al borde del colapso tienen como jefe de familia a madres solteras con responsabilidad de mantener en la mayoría de los casos cuatro y cinco personas.
La desesperación de estas familias se ha hecho mayor en esta época de lluvia, cuando los deslizamientos son más constantes ante la baja cohesión de la tierra, lo que permite deslizarse con más facilidad.
Las familias que viven en estas viviendas al borde de ser sepultadas por deslizamientos se quejan del poco caso que han hecho las autoridades a su situación.
“A quien acudimos, ya no sabemos cual puerta tocar, nadie nos quiere ayudar”, dijo una madre llorosa en medio de los aguaceros que provocó la tormenta Chantal.
Expresan los que viven en estas viviendas que caso nunca duermen en las noches, porque tienen el temor ser sepultadas en el contaminado cause del río Moca.
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