martes, 23 de diciembre de 2025

El esclavo que volvió adicta a la princesa… El rey ordenó matarlo al amanecer, pero ella intervino...

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La noche del 17 de agosto de 1687, en la hacienda San Jerónimo de Las Palmas, cerca de Cartagena de Indias, en el virreinato de Nueva Granada, alguien descubrió algo que nunca debió ser visto. El caporal Rodrigo Menéndez caminaba entre los barracones de los esclavos.

cuando escuchó un gemido que no era de dolor, sino de algo mucho más perturbador, se acercó a la ventana de la casa principal y lo que vio le el heló la sangre. Doña Catalina de Mendoza y Pimentel, hija del gobernador y prometida del conde de Turbaco, estaba en su habitación con Tomás, un esclavo negro de apenas 22 años. traído de Angola hacía tres meses.
Pero no era una escena de violencia o castigo, era todo lo contrario. Ella lo besaba con una desesperación que Rodrigo nunca había visto en una mujer blanca, y sus manos recorrían el cuerpo desnudo del esclavo como si fuera lo único que la mantuviera viva.
El caporal retrocedió en silencio, sabiendo que lo que acababa de presenciar podría desencadenar ejecuciones, escándalos y la destrucción de una de las familias más poderosas del virreinato. Tenía hasta el amanecer para decidir qué hacer con esa información. Pero lo que Rodrigo no sabía era que ya era demasiado tarde para todos ellos....

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