sábado, 10 de febrero de 2024

En 1936 la prensa nacional criticaba a los mocanos ya que se habían olvidado de un mocano ilustre

 


EN 1936 LA PRENSA NACIONAL CRITICABA A LOS MOCANOS YA QUE SE HABÍAN OLVIDADO DE UN MOCANO ILUSTRE.


Gabriel Ángel Morillo Sosa.


En 1936, la prensa nacional criticaba la indiferencia de los mocanos hacia ese hijo prestante, invitándolos a darse cuenta del genio que debían descubrir y hacer lucir ofreciéndole “ el estimulo que no ha tenido”.


Vigil Díaz lo llamó ''Una rara orquídea de provincia'', ponderando  recursos de su talento y el alcance de sus virtudes.


Nació en Moca el 20 de enero de 1884, hijo del ilustre y bien recordado maestro puertorriqueño Salustio Morillo. Fue discípulo de Eugenio María de Hostos y tuvo también como profesor a Manuel Arturo Machado.


Pero si la Ciudad del Viaducto no le reconocía entonces, Santo Domingo y el mundo se encargaron de reivindicar la obra de Gabriel Ángel Morillo Sosa, sencillo hombre de provincia que sin salir nunca de la ciudad natal atrajo la atención de críticos e intelectuales conmovidos por sus finos escritos, convicciones y demostraciones políticas, virtudes humanas y ardiente patriotismo.


La personalidad literaria de Don Gabriel Morillo no es conocida suficientemente por la generalidad del pueblo, y la parte que le conoce ha tiempo no la ve erguirse en el escenario de las letras nacionales.


Decía que por su sencillez, Morillo vegetaba en la insensata indiferencia de su lar nativo y todavía lo esta, sugiriendo al Ayuntamiento, el Club Recreativo, las logias y la sociedad en general de esa comarca a honrar, venerar y prestar ayuda a ese eximio mocano que es uno de los más representativos de la inteligencia dominicana.


Estudió a fondo la sociedad de su tiempo y se destacó, además, como conferencista y orador magnífico. Esta faceta es una de las más exaltadas.

Orador de frase galana y espontaneidad expositiva, le describieron al celebrar su discurso más famoso: el que pronunció para presentar al notable español Francisco Villaespesa en los salones del Club Recreativo de Moca.


Conocieron y alabaron sus trabajos Federico Henríquez y Carvajal, Federico García Godoy, Américo Lugo, Fabio Fiallo, Tulio Cestero… Enrique Henríquez vio cualidades martianas en el pensamiento tribuno del mocano y Federico Henríquez y Carvajal, que también fue su maestro, lo consideró una de las capacidades mejor nutridas de aquel momento americano.


Al quehacer de Morillo estuvieron atentos, entonces, autores de antologías como Osvaldo Bazil, Rafael Emilio Sanabia, Max Henríquez Ureña y otros que celebraron y reprodujeron sus ensayos, novelas, artículos, poemas. Fue su época de mayor esplendor y prolífica creatividad. Le llamaron ''La pluma de oro mocana'' y casi todas las revistas, suplementos literarios, periódicos, dieron cabida a sus creaciones. Publicó más de 30 libros e inmensidad de análisis políticos y sociológicos en la prensa. Cuando murió, los diarios lamentaron su partida pese a que el país estaba aún sacudido por el ajusticiamiento de Trujillo, que casi coincidió con el deceso. Hoy, sin embargo, Gabriel Morillo es prácticamente desconocido.


Crítico literario del que se pone de relieve su acento nacionalista, conmovió a los dominicanos al pronunciarse en vibrante oratoria en la histórica manifestación de protesta contra la intervención norteamericana de 1916, que concentró en Santo Domingo a la más combativa intelectualidad, apunta Julio Jaime Julia en su Panorama de la prosa en Moca.


 La revista Juventud Universitaria de 1952 lo definía conversador que deleita con su palabra cargada de experiencia.

Renovación lo consideraba propagador de las ideas democráticas y de las virtudes que salvan a los pueblos de la decadencia y a los hombres de los vicios degradantes. Para el periódico La Nación, era hombre de largas tinturas, de trato fácil, maneras hidalgas y caballerosas.


Fundó el periódico El Pueblo y ocupó en Moca los cargos de procurador fiscal, inspector escolar, síndico municipal, diputado al Congreso, oficial civil. Presidió el Club Recreativo de Moca y se desempeñó como secretario del Comité Pro Faro a Colón.

Fue el padre de Patria, Gabrielito y Libertad.


Publicó: Trovadores y maestros, Mirtho (Poemas en prosa), Tardes paganas, Dios, Patria y Libertad (Conferencias), Creo en la Patria (Prosa de combate), Dulces enigmas, Motivos, Prosas libres, Otros enigmas, Pomos de rechín, Palabras encendidas, Flor de América (novela histórica),  La mascarita, Crítica Literaria, Yo canto a Moca, Jesús, Selección de motivos en Jesús.  También Prosa diminuta, Vinos y rubíes, Motivos, Flores de ensueños, Divas Geórgicas, Zarzas, Pequeña Biblia Rosa, entre otros. Dejó inéditos: Integridad y responsabilidad, Morales de la acción, En la brega.


Murió en Moca el ocho de septiembre de 1961. No hay ni una foto de él.


La calle. En el Distrito Nacional se le rindió el homenaje póstumo de recordarlo colocándole su nombre a una calle.

El nueve de mayo de 1973 el Ayuntamiento de Santo Domingo resolvió designar como Gabriel A. Morillo la antigua calle Carrera A, de San Lorenzo de los Minas, en honor del distinguido munícipe mocano que fuera tenaz propulsor de la cultura en la región cibaeña.





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