Por LUIS MARIA RUIZ POU
Tuve la suerte de entrevistar a Pedro Vetilio Trujillo (Pedrito) en Madrid, España, en una escala que hice hacia Moscú en el mes de julio de 1980. Me contó y leí el borrador de sus memorias de algunos acontecimientos en la Era de su hermano y que no fueron según él, como cuenta la historia.
El coronel Johnny Abbes García (1924, Santo Domingo – 1967, Haití). Fue nombrado en mayo de 1958, jefe de la Oficina de Seguridad Nacional, con el fin de obtener informaciones sobre las actividades de los opositores a su gobierno en el exilio. Johnny creó el Servicio de Inteligencia Militar” (SIM), una poderosa organización que vigilaba, aterrorizaba, torturaba y mataba a opositores del régimen del dictador Rafael L. Trujillo, en la famosa “Cárcel de la 40”.
Abbes García, se había convertido en una obsesión para Balaguer. Le atribuía haber sido desleal y simulador durante la Era de Trujillo. Siendo presidente, Balaguer aprovechó para nombrarlo cónsul en Japón. Nunca llegó a tierra niponas, en su lugar se dirigió con documentos irregulares junto a su familia hacia Haití, el 4 de mayo de 1966, porque le negaron la emisión del pasaporte para regularizar su estatus en Haití “lo que enfureció a Johnny y virtualmente lo desquicia en sus actitudes provocadoras y en sus diatribas contra Balaguer”. (Barriga verde, net).
Inmediatamente comenzó a escribir sus memorias, donde culpa de los errores del gobierno de Trujillo a los “adulones y farsantes” tildándolos de miedosos que ponían pálidos cuando estaban frente al jefe. El borrador le fue entregado a un intelectual haitiano para su corrección. Ya para fines de impresión, este le informa al dictador François Duvalier del contenido de uno de los capítulos, (que presuntamente desaparecieron después de su muerte), donde Abbes García acusa a Balaguer de ser el primer culpable “intelectual” de las atrocidades cometidas por la dictadura de Trujillo. (Pedro Trujillo, Memorias, Madrid, España, julio 1980).
Johnny Abbes escribió que, en la casa de la playa de Najayo, reunido con Rafael Paino Pichardo, Trujillo le dijo: “A la verdad compadre, que si me sigo llevando de los chismes de Elito (apodo de Balaguer), acabaría con medio país”. Enterado Duvalier, le comunica a Balaguer de las acusaciones que escribió Johnny Abbes en el capítulo (perdido). La Cancillería le informa a Balaguer del contenido de las memorias y se inician negociaciones con emisarios que iban y venían con la finalidad de que no sean publicadas. Dentro de los emisarios escogidos por Balaguer, estaban un conocido abogado y el cónsul Carlos Rafael Mendieta (alias Carlita). Los elegidos por Duvalier: el Diputado André Simó y el coronel Jean Tassy.
Como los exiliados haitianos se movían por los bateyes del país, adoctrinando a los obreros cañeros para derrocar la dictadura de Duvalier. Muchos de esos exiliados, combatieron en la Revuelta de abril de 1965. Duvalier puso sus condiciones, las que fueron aceptadas por Balaguer. ¿Cuáles fueron? – Duvalier: Eliminar o desaparecer a líderes opositores a su gobierno radicado en el país; Balaguer: Desaparecer a Johnny Abbes junto a sus familiares (incluyendo servicio, gato, perro etc.) Ambos acordaron que no debía quedar testigos.
Duvalier con los Ton-Ton-Macoutes cumplió: eliminaron la familia completa de Johnny Abbes, incluyendo al servicio de la casa que luego la incendiaron. Acusaron a Abbes de conspirar contra el gobierno de Duvalier. Más adelante, la cacería de los testigos; a García Mendieta lo mataron en el Cabaré Villa Royal Palace y al sicario, un oficial vestido de civil. Balaguer cumplió desapareciendo a los exiliados que figuraban en la lista del acuerdo. Abbes García fue quien asesoró a los Ton-Ton-Macoutes, que sembraron el terror en Haití, siendo presidente el dictador Francois Duvalier (Papa Doc).
Dos testigos vivos: el coronel Jean Tassy, se asiló en la embajada de Brasil y el otro herido, fue el compañero de Mendieta que salvó su vida porque fue socorrido por un médico dominicano que se encontraba en el lugar del hecho y participó en la cirugía. A la hora de su muerte, Mendieta era el Cónsul dominicano en Haití y el herido, un brillante abogado que aún vive. “Duvalier se refirió a Abbes García en una rueda de prensa a propósito de una pregunta de un periodista norteamericano, y dijo: “Hay que preguntarles a sus amigos militares dominicanos que deben tener mejores informaciones que yo” (Tony Raful).
Pedro Trujillo me aconsejó que no mencionara ningún nombre de los personajes que figuran en sus memorias, porque están vivos y son peligrosos.
Luisruiz47@gdmail.com
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