viernes, 20 de julio de 2018

Urgen recursos humanos para garantizar el aprovechamiento de los recursos naturales

Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com
Santo Domingo
República Dominicana tiene que abocarse a una revisión muy seria y lo más amplia posible de sus recursos naturales, sobre todo para abordar temas como el uso de la tierra, ordenamiento y aprovechamiento de sus bosques, considera el biólogo botánico Ricardo García, invitado del segundo Encuentro Verde de Listín Diario.

La Española, y en el caso puntual República Dominicana, es como un rompecabezas formado por muchas piececitas particulares que hay que entender en su conjunto porque si se ve aislada, sin esa conexión natural de la isla como tal, se van a tomar medidas erróneas, dice García.

Para aprovechar mejor esos recursos naturales, sin embargo, debe haber una motivación real en la formación de recursos humanos “no tan comerciales pero sí fundamentales”, manifiesta García.



“República Dominicana tiene que formar más biólogos, más químicos, geólogos y  geógrafos para poder dar respuesta a un manejo sostenible de los recursos naturales y a un gran dilema que tenemos en frente: la sostenibilidad alimentaria”.

Sostiene que hay que planificar cómo se va a manejar la demanda creciente de alimentos y de agua y determinar dónde se van a producir.

“Si el agua que necesitamos para producir los plátanos, el arroz, los guineos del Noroeste nosotros la eliminamos, la reducimos en la cordillera Central y la Septentrional, ¿cómo vamos a hacer sostenible la producción agrícola en la zona baja?, ¿como vamos a aspirar a la sostenibilidad alimentaria?”, sostiene.


Pero ojo, aclara García. Aunque desde el punto de vista taxonómico todas las especies son iguales, no todas juegan el mismo papel.

Por eso no se vale, y en esto coincide con Yvonne Arias, coordinadora de Encuentro Verde, que se quite de un área protegida lo que hay para sembrar “algo que tiene una demanda comercial internacional, ni siquiera para consumo nacional, como pasó en Valle Nuevo y está pasando en la Sierra de Bahoruco”, para favorecer intereses particulares.

“La mayoría de las veces se piensa: ah, pero esas especies también son de montañas, y ahí es que van, ¿pero no hay más montañas donde podamos sembrar eso que no sea destruyendo lo que tenemos ahí?”, se preguntan.


¿MADERA?  SI
Uno de los muchos beneficios de los bosques es el aprovechamiento sostenible de la madera, dice el director del Jardín Botánico Nacional (JBN).

“Si quieres hacer una puerta de una madera preciosa resulta que tienes que ir a una suplidora de madera  internacional, y el costo es altísimo. Hoy no hay madera. Pero es que la teníamos y la perdimos. Esa reflexión tiene que llegar a las altas autoridades para darse cuenta de espérate, yo tengo que conservar y desarrollar el potencial interno para reducir el desequilibrio que tengo incluso en la balanza comercial ¿Cuánto estamos importando en madera preciosa? Nosotros fuimos exportadores de madera hasta los años 60”.

El ébano verde, ¿qué pasó con el ébano verde?, se pregunta el biólogo. Y explica que al darse cuenta de que era una madera preciosa de gran valor, el hombre comenzó a sacar ébano verde sin ningún criterio de manejo sostenible y llegó un punto en que ya estaba prácticamente extinto, una especie que solo crece en ese bosque nublado.



Por suerte, asegura García, siempre ha habido mentes lúcidas que ven más allá de lo que ve la mayoría y ahí destaca el papel del empresario dominicano Enrique Armenteros.

“El dijo: ‘Espérense, esto hay que conservarlo, nosotros no podemos permitir que se desaparezca el ébano verde’. Se hizo la propuesta, se  crea la reserva y entonces conservando el ébano verde se conservan todas las demás especies rarísimas, algunas exclusivas de ese lugar, y ahí estamos entonces garantizando los beneficios de madera, medicina, producción de agua y plantas ornamentales, porque allí hay una cantidad de orquídeas. Hasta ahora no hemos explotado el potencial ornamental de nuestras especies y sobre todo de las orquídeas, que están ahí, como una reserva que los dominicanos, ahora y a futuro, podemos aprovechar”.

Conservar ese casquete garantiza además la captura de carbono, un aspecto de muchísimo valor para enfrentar el impacto del cambio climático.

Sin embargo, cuando se analizan todos los beneficios que se obtienen de los bosques, llega, dice García, surge la gran disyuntiva: ¿Sembrar o conservar?


“Algunos dirán: ‘bueno, ahí hay cinco mil tareas de bosques y a mí me interesa producir papa; si corto eso y siembro papa voy a recibir unos beneficios directos’. Ahora, cuando yo destruya eso, ¿cuánto estoy perdiendo para la presente y futuras generaciones? Ahí es donde viene la lógica y hasta el sentido común de qué es lo que más me conviene como dominicano, como generación: ¿conservar todo estos beneficios que he citado u obtener en un momento una o dos cosechas de determinado cultivo que  me elimina todas estas otras posibilidades?  

Entre tantas alertas, García se muestra optimista en un aspecto:

“En los últimos tiempos aquí se ha sembrado más de millón y medio de caoba dominicana, caoba preciosa, con una iniciativa del JBN, del Grupo Atabey, el mismo Ministerio de Medio Ambiente, Plan Sierra e inversionistas privados que ya hoy, entendiendo eso que te digo, saben que es una inversión que están haciendo, no un gasto; que tiene retorno con bastante ganancias. ¿De dónde viene eso? Sobre todo de los biólogos, que hemos estado hablando del valor tangible de nuestra biodiversidad y le hemos hecho ver que en otro tiempo mucha gente hizo fortuna a expensas de nuestra biodiversidad, y que a eso debemos entonces volver, pero con un criterio sostenible”.

¿Qué aportan las áreas protegidas en ese aspecto? Los recursos, la materia prima pueden estar en zonas protegidas, apunta. De ahí se obtienen las semillas de las especies que han sido eliminadas de áreas no protegidas, y son los lugares donde viven los dispersores de esas semillas, como los murciélagos y las aves, porque es el único refugio que tienen.



BENEFICIOS ECONÓMICOS DE LOS RECURSOS NATURALES
García explica que hace falta que el empresariado dominicano entienda que colaborar en la investigación biológica representa beneficios tangibles económicos, es decir, que vea la biodiversidad como una oportunidad de beneficio económico pero manejada con criterios de sostenibilidad.

“La República Dominicana importa hoy millones de pesos en, por ejemplo, ambientadores de oficina. Pero nosotros tenemos una cantidad de especies de nuestra flora que de hecho en algún momento sirvieron como aceites esenciales. Sencillamente, si el empresariado se motiva, puede iniciar lo que llamamos la domesticación y generar toda una industria que generará empleos, reduciendo la importación, y con productos de marca país”.

Para eso hace falta una orientación técnica de los expertos, de manera que ese recurso no se degrade ni desaparezca.

“Es un desafío que tiene República Dominicana, porque tenemos el privilegio de una biodiversidad rica que ha sido aprovechada, pero mal utilizada. No podemos seguir usando ese modelo que hemos seguido hasta ahora”.
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