Por:
Iván Carvajal
Sintetizaciones de datos de
diversos y diestros versificadores: Escépticos, protestantes, renegados, etc,
etc. Puntualizan que Jesús, al igual que otros eximios personajes históricos,
fue hijo de una mujer virgen, los otros fueron: Krisna, Zoroastro, Buda,
Confucio, Pitágoras, Baco, Adonis, Apolo, Osiris, Orfeo, Hércules, entre otros.
Es cuestionable señalar que si el género humano despojara un poco a Jesús de
algunos atributos deificativos y se valorara más su ingente lucha
revolucionaria en contra del imperio romano, otro gallo, pero no el que Pedro
sintetizara en su patético perjurio, cantaría en el inmenso corral del
feligrés, ya que la gran mayoría que prosigue las pautas del eximio maestro
palestino, sigue a tientas su fausto peregrinaje; es obvio que el que solo
conoce a priori su titánico historial, es el primero en arremeter en contra del
que minuciosamente reconoce los más ínfimos pormenores de aquel que fue enviado
a concientizar al hombre. Todos las consideraciones que no son ponderadas por
núcleos dogmáticos, son desvirtualizadas y, en un abrir y cerrar de ojos, a
seguida comienzan a elaborar procaces calificativos en contra de quien haya
osado quebrantar las costumbres arzobispales. Es pertinente señalar en estos
breves trazos que la sabiduría parabólica, una de sus principales armas para
comunicarse con el pueblo, fue adquirida por Jesús en predios indúes y la
perfeccionó ilustrando a las masas con su singular verbo, es decir en la
práctica cotidiana.
En el orden cronológico de la
vida de Jesús y de la de sus hermanos se afirma, según versión de Rodolfo
Benavides y de su obra La Visita del Muerto págs. 380, éste nos dice que José,
padre de Jesús, tuvo 2 familias, en la
primera procreó 5 hijos con su esposa Débora: Matías, Cleofe, Andrés, Judas y
Eleazar. Luego transcurrido algunos años José, ebanista al servicio del imperio romano enviudó y contrae nupcias con
María, sacerdotisa de los esenios, y procrea 7 hijos: Jesús, José, Efraín,
Andrea, Ana, Elizabetha y Jaime; es obvio señalar que en el orden que fueron
colocados no significa las edades. Toda esta caterva de lúcidas observaciones,
para algunos es un velo de misterio, ya que cierto dogma le ha acondicionado la
psiquis al hombre prohibiéndole que a Jesús se le cuestione y no se emita
ningún tipo de comentario desfavorable a su misión en la tierra. En torno a
esto último y en mi calidad de aficionado investigador difiero de la postura de
determinado dogma, pues considero a Jesús como lo que realmente fue ¡Un
auténtico revolucionario! Por cierto muy escaso los de su género.
Jesús
no fue elegido a venir a la tierra a innovar religiones, él vino a liberar al
hombre corporal y mentalmente; en mi modesta condición, exhorto a los de mi
tiempo y a los de futuras generaciones a que reconozcan al manso, pero
valiente, Rabit de Galilea como al innato rebelde, encomendado a luchar en contra
del oprobioso sistema que se apropiaba y aniquilaba a Palestina y comunidades
circunvecinas.
En
el adolescente momento que Jesús es enviado por sus padres a los esenios,
Arimatea, hermano de María, era su director y recibió a su sobrino con
inusitado regocijo. Es de aclarar que según lo exigía la hermética ley del
protocolado pedagógico de entonces, el educando debía ingresar a recibir
docencia a la edad de 12 años; Jesús duró 10 años en la sinagoga de los esenios
y a los 22 fu enviado a: Egipto, Grecia, Caldea y la India a perfeccionar su
excelsa vocación de TERAPEUTA. En la estadía (10 años) que Jesús dura en la escuela elemental de los esenios, él disfrutaba el
lisonjero privilegio de su tío que era la máxima autoridad en el susodicho
centro educativo. En los años subsiguientes demostró en: Plaza pública,
auditorio, valle y monte, su conspicuo manejo del léxico que alcanzó a base de
esfuerzo, dedicación y estudio.
Probos
terapeutas con similares características a las de Jesús proclaman que cuando el
hombre sea libre de toda obstinación religiosa y no lo perturbe ninguna entidad
sectatorial que le coarte su forma de pensar, cuando esto suceda entonces sí
tendrá libre albedrío y podrá considerarse libre como el águila. Como en
trabajos anteriores expresara que la inmensidad de Jesús no tiene límites, que
es igual a la de un astro que por mucho que se le estudie nadie ha podido
encontrar el porqué de su eximia existencia.
Hay
una peculiar faseta en la vida de Jesús que nos manifiesta lo siguiente, dícese
que Pilato, gobernador de Judea, por sugerencia de su esposa Pluvia no encontró
culpas en los actos de vandalismos de que a Jesús se le acusaba y, asimilando
los consejos de su esposa, decide entregar a Jesús a los caifases para que
éstos se encargaran de juzgarlo, días después deciden entregar a Jesús a la
consideración del pueblo y convocan a la comunidad para que sea ésta la que de
él veredicto; acontece que, estando preso un caco por: asesino, violador y
ladrón, ellos, los caifases, visitan al presidio y escogen al peor delincuente
que había en el penal a: Barrabás y lo presentan a la multitud y les dicen qué
cuál de los 2 reos merece la libertad, el pueblo responde y grita: ¡Que suelten
a Barrabás y condenen al nazareno! Esa fue la decisión de una multitud
enardecida y sobornada por los poderes de la época. Conclusión, esta fatal
sentencia condenó a Jesús a la crucifixión. Días después al creerse que Jesús
había pasado a otra vida, los esenios con Arimatea a la cabeza, cargan con el
cuerpo y en la sinagoga, templo de estudio de ellos, curan al gran maestro.
Dícese que Jesús vivió largos años instruyendo a su pueblo y que murió de
vejez.
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