miércoles, 14 de octubre de 2015

Entrevista a Bruno Rosario Candelier

Winston Paulino: ¿Cuál es la situación actual del Interiorismo en la República Dominicana?
Bruno Rosario.: El Movimiento Interiorista se fundó en 1990 como el fundamento estético del Ateneo Insular. Desde entonces, hemos venido trabajando en la formación de grupos literarios, el desarrollo intelectual y estético de sus integrantes, la promoción de la creación literaria en sus miembros y, al mismo tiempo, fomentar, desarrollar y activar la tradición literaria en las diferentes poblaciones donde sesionamos con nuestros encuentros literarios; por esa razón, celebramos coloquios, tertulias y encuentros literarios en diferentes comunidades del país. 

Tenemos 25 años de existencia como institución y como movimiento literario. Durante ese tiempo, hemos trabajado a favor de la vocación literaria; hemos activado la valoración del ideal interiorista de la creación artística y literaria; hemos conseguido el apoyo de numerosos escritores dominicanos y extranjeros que acogen la estética del Interiorismo como su fuente de creación. En ese sentido puedo decir que actualmente el Interiorismo es la estética literaria más importante en la República Dominicana, lo que naturalmente, tiene mucha significación para mí como creador del Interiorismo y para nuestros creadores ya que hemos comprobado que hemos tenido eco o aceptación por parte de una buena representación de escritores.
W.P.: ¿Cómo ve la creación literaria en el plano local de la provincia Espaillat?
B.R.: El futuro de la literatura en las diferentes comunidades del interior del país pasa por diversos procesos: hay un estadio de inicio y crecimiento; luego viene un periodo de ascenso y desarrollo; y después un tiempo de decaimiento, y en ese altibajo se mantiene la tradición literaria de un país. Creo que actualmente Moca está pasando por un buen momento y los actuales creadores han dado continuidad y vigor a la tradición literaria local, lo que es muy importante por el mantenimiento de un rasgo cultural de la mocanidad. Moca cuenta con una tradición literaria desde el siglo XIX y en cada período de nuestra historia, en cada una de las generaciones y promociones literarias que han surgido en nuestro pueblo, hay escritores importantes, inclusive escritores con reconocimiento nacional. Entre los actuales cultores literarios hay que citar a los miembros del grupo “Triple llama”, que dirige el poeta Pedro Ovalle; el grupo literario “Octavio Guzmán Carretero”, que coordina el poeta Juan de Jesús Santos, afiliado al Ateneo Insular en Moca. Hay agrupaciones teatrales, orientadas por Eugenio Camacho y Gerardo Mercedes (El Cuervo) y centros culturales que le dan vigencia a la tradición artística y literaria en nuestro pueblo. 
W.P.: ¿Qué actividades está llevando a cabo en la actualidad el Interiorismo en Moca?
B.R.: En primer lugar, el Interiorismo tiene un grupo literario que se reúne periódicamente para darles formación literaria a sus integrantes, activar la creación literaria entre sus miembros y para que conozcan la doctrina estética del Interiorismo. Para incentivar el interés por las letras, de vez en cuando celebramos actividades públicas, pero lo que frecuentemente hacemos son actividades al interior del grupo para fomentar la formación intelectual entre sus integrantes, porque los escritores y los aspirantes a escritores tienen que tener una sólida formación intelectual, un conocimiento de la literatura, una conciencia del fenómeno estético de la creación, una vocación que propicie la creación y, eso naturalmente supone disciplina, a la que le damos mucha importancia. Cuando concebí la creación del Interiorismo, entendí que había que sembrar en nuestros escritores la conciencia de la creación y, con ella, la conciencia de la lengua y la conciencia literaria para hacer una obra de calidad.
W.P.: ¿Cómo usted nota el uso del idioma en la juventud creadora en el país?
B.R.: El uso del idioma refleja en la actualidad un conocimiento superficial del vocabulario, la ortografía y la gramática de nuestra lengua, en todos los sectores de la población, incluido el sector de los profesionales y los escritores porque tienen un vocabulario reducido y, al escribir, no exhiben un dominio de las pautas ortográficas y gramaticales de la lengua española, lo que indica que no hay una preocupación por el lenguaje del buen decir. Eso naturalmente se va a reflejar en la obra literaria y va a incidir de manera negativa en el desarrollo intelectual de la actual generación de escritores.
W.P.: ¿Qué es lo que está pasando con el uso del idioma en algunos casos, como decir “los y las” para referirse a dos géneros a la vez?
B.R.: El uso de “los y las”, así como de “todos y todas” y otras formas incongruentes del lenguaje es una tendencia que han introducido las feministas por la subestimación que experimentan y que lamentablemente algunos sectores de la población han asumido como si fuera una forma adecuada de expresión, como se aprecia en el lenguaje de los políticos, maestros y sacerdotes. Naturalmente, hasta cierto punto ese uso inapropiado del lenguaje del doble género gramatical va en deprimente de la calidad de la expresión, porque si digo “Saludos a todos”, no hay necesidad de decir “y a todas”, ya que la palabra “todos” incluye a cuantos sujetos se encuentran presentes, entre los cuales están las mujeres. Decir “los y las”, en el ejemplo “Las y los estudiantes, disciplinados y disciplinadas de este plantel”, se hace engorroso. Basta con decir “los estudiantes”, que ahí están comprendidos los dos géneros gramaticales. El uso del doble genero está contribuyendo a deformar la esencia de la lengua española, tendencia que yo espero que alguna vez desaparezca, pero gracias a Dios no se ha implantado en todos los países.
W.P.: Volviendo al Interiorismo, ¿cómo es su situación a nivel internacional?
B.R.: El Movimiento Interiorista a nivel internacional cuenta con una buena representación, de tal manera que tenemos cultivadores del Interiorismo en Europa: España, Italia y Portugal; y en América tenemos seguidores del Movimiento Interiorista en Estados Unidos de Norteamérica; en países de Centroamérica, como Honduras, Costa Rica, El Salvador y Guatemala; en países de Suramérica, como Colombia, Chile y Argentina y, desde luego, en las islas del Caribe: Cuba, Puerto Rico y Jamaica. No cito la República Dominicana porque el Interiorismo se gestó aquí.
   Desde el punto de vista del impacto internacional del Interiorismo, una gran noticia es la de que el vocablo “Interiorismo”, con el significado que tiene para nuestra estética literaria aparece en la edición 23 del Diccionario de la Real Academia Española, lo que implica un espaldarazo al Movimiento Interiorista a nivel internacional.
W.P.: ¿Puede usted decirnos los lineamientos de la estética del Interiorismo?
B.R.: El Interiorismo propugna por la creación de una literatura trascendente, por lo cual postula la interiorización del escritor en su yo profundo, en su propia conciencia, para dar a conocer el impacto que lo real produce en la sensibilidad y la conciencia del escritor. Asimismo, postula expresar la dimensión interna y mística de lo viviente, para lo cual recomienda instalarse en el interior de las cosas con el fin de captar su sentido compenetrándose con la sustancia de lo viviente. Igualmente, procura expresar la voz interior, la voz de las cosas y la voz universal a través de los efluvios de la creación, para dar cuenta de los mensajes secretos provenientes de la cantera de lo infinito. Esos tres aspectos son fundamentales para tener una idea de lo que implica el concepto de interioridad y trascendencia que postula el Movimiento Interiorista.
W.P.: ¿Se está escribiendo una buena o mala literatura dominicana?
B.R.: Hay de todo. Hay muy buenos escritores, hay escritores regulares y hay escritores mediocres. Eso ha pasado siempre. Naturalmente, hay que valorar la alta literatura, la literatura de calidad, que es la que en definitiva va a quedar con el paso del tiempo.
W.P.: ¿Cuáles son las claves intelectuales de Bruno Rosario Candelier?
B.R.: En primer lugar, disciplina intelectual, vía indispensable para el desarrollo del intelecto y de la sensibilidad estética y espiritual. En segundo lugar, poner atención a lo que dicta la intuición para dar con la verdad profunda. Y en tercer lugar, tener conciencia de las cosas, conciencia de la palabra, conciencia de la creación para lograr una obra literaria que concite la emoción estética y la fruición espiritual.
W.P.: ¿Cree usted que la continuidad de la tradición literaria está asegurada con los actuales jóvenes creadores?
B.R.: Claro que sí. Los nuevos creadores le dan continuidad a esa tradición y deben asumirla y potenciarla para que en el futuro se pueda decir que la actual generación hizo un aporte al desarrollo literario.
W.P.: ¿Cuáles literatos han dejado una huella en la historia cultural del país?
B.R.: Varios escritores, entre los cuales hay que mencionar los nombres establecidos del siglo pasado, como Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Flérida de Nolasco, Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui Cabral, Antonio Fernández Spencer, Franklin Mieses Burgos, Manuel Valerio, Manuel Rueda, Máximo Avilés Blonda. Entre los creadores activos en nuestro siglo XXI hay que citar los nombres de Marcio Veloz Maggiolo, Federico Henríquez Gratereaux, José Enrique García, Manuel Matos Moquete, Ramón Emilio Reyes, Manuel Núñez, Franklin Domínguez, Juan José Jimenes Sabater, Lupo Hernández Rueda, Andrés L. Mateo, José Enrique García, José Alcántara Almánzar, Tony Raful, Odalís Pérez, Cayo Claudio EspinalSally RodríguezTulio Cordero, Freddy Bretón, Manuel Salvador Gautier, Noé Zayas, etc.
W.P.: ¿Cuáles son las obras maestras de la literatura dominicana?
B.R.: Son las obras de los escritores que he mencionado: La Mañosa, de Juan Bosch; La mosca soldado, de Marcio Veloz Maggiolo; Compadre Mon, de Manuel del Cabral;Rutas de nuestra poesía, de Flérida de Nolasco; Clima de eternidad, de Franklin Mieses Burgos; Canto a Sarah, de Manuel Valerio; Por los mares de la dama, de Manuel Rueda; Los profetas, de Máximo Avilés Blonda; Acontecen neblinas, de Cayo Claudio Espinal; El fabulador, de José Enrique García; La feria de las ideas, de Federico Henríquez Gratereaux; Luz de los cuerpos, de Sally Rodríguez; Navegar en lo seco, de Noé Zayas. Hay valiosas obras dominicanas.
W.P.: ¿Tiene usted alguna fórmula que pueda sugerir a los jóvenes escritores dominicanos con respecto al lenguaje?
B.R.: No hay fórmula mejor que la disciplina intelectual. Hay que leer y estudiar las obras de los grandes creadores. Hay que seguir un plan de lectura y reflexión. Hay que conocer la ortografía y la gramática de nuestra lengua. Hay que aumentar el conocimiento del vocabulario. Que lean con atención para que enriquezcan su vocabulario, que se preocupen por la buena pronunciación y por el uso correcto, ejemplar y elegante de la palabra.
W.P.: ¿Puede usted hablarnos de su producción literaria?
B.R.: Tendrías que hacerme una pregunta específica, porque yo he producido novelas, ensayos, libros de crítica literaria. Entonces, habría que ver a cuáles de ellas te refieres, porque escribí El sueño era Cipango, donde hago el enfoque de una literatura mística; he practicado la crítica filológica, mitológica y mística. He aportado en el ensayo nuevas concepciones en torno al fenómeno de la creación literaria, como lo hice en mis libros Lo popular y lo culto en la poesía dominicanaLa belleza y el sentidoLa intuición cuántica de la creación; como también en textos de interpretación de la creación, como La imaginación insularLa creación mitopoética, La lírica metafísica La mística en América; he planteado una nueva corriente literaria a través del Interiorismo; he aportado una visión de la cultura, como lo hice en El sentido de la cultura; he hecho estudios de la lengua española y del español dominicano, como lo hice en las obras El logos en la concienciaLa fragua del sentidoEl pensamiento creativoEl ánfora del lenguajeEnsayos lingüísticos y en El lenguaje del buen decir.
W.P.: ¿Qué mensaje usted les da a los jóvenes para que se interesen por las letras?
B.R.: La formación intelectual no llega por casualidad, puesto que es fruto del trabajo, de la lectura, de la disciplina, de la vocación de crecimiento del espíritu, del amor a la palabra, del amor al saber y al desarrollo de la conciencia. Pero eso hay que sentirlo y experimentarlo, para lo cual hay que abrir la intuición a las manifestaciones del pensamiento, de la sensibilidad y de la misma realidad, que está abierta para todos los que tengan oídos para escuchar y ojos para ver.

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