
Por el prof. Octavio
Garcia
Hemos estado acostumbrados a utilizar términos que en la
mayoría de los casos vienen a tergiversar en los hechos, lo que en teoría se
expresa. Por ejemplo, las impresiones
hombre o barón, hembra o mujer, niño o muchacho, niña o muchacha, adulto o
viejo.
Pero hay uno de ellos que de los que más me llaman a la
atención es ¨joven¨. Por qué?, porque
tiene una razón que como una fórmula se despeja en sí misma. La juventud no se
define por los años, por la piel o por la cronología, sino por lo que se puede
hacer, por el nivel de creatividad, por la visión que podemos tener en un
momento o circunstancia determinada.
Por las vivencias, por el estado emocional que de una forma provoca
una determinada acción que impacta en los demás que están a nuestro alrededor,
y eso va en todos los aspectos de la vida, ya sea social, económico, político,
cultural, entre otros.
La vida es una dialéctica, protagonistas que vienen y van,
seres humanos que en el camino van plasmando sus huellas, que no son psicodependientes
de otros, cuya historia no es el producto de sus antecesores, como sucede en el
beisbol, en la música, en el medio empresarial, etc., sino que devienen del
talento, y el talento lo lleva a trascender, es decir, es autosuficiente para
labrar su propio destino.
En este caso hay que mencionar los jóvenes cuya voluntad de
crecimiento lo lleva a ser emprendedores, luchadores, visionarios, y esto es lo
que necesitamos en estos tiempos. Jóvenes
cuya meta es alcanzar el cielo como lo expresa la fábula de Richard Bach, ¨Juan
Salvador Gaviota¨, cuyo límite es el cielo.
Ellos serán los dignos representantes de este universo
social, político, económico y cultural, capaces de producir una verdadera revolución
que deje atrás lo cotidiano o tradicional como lo hicieron Platón, Sócrates, Aristóteles,
en la época griega, o como lo hicieron Montesquieu,
Rousseau, Smith, que impactaron en la vida a todo los niveles durante el siglo
XIX.
En nuestra tierra hemos tenido de todo lo
expresado en lo anterior, pero es quizás en el aspecto político donde hemos
tenido figuras trascendentales que nos han impactados con sus acciones como es el caso de Duarte, con nuestra independencia, Luperon, con
la Restauración, Manolo, con su lucha en contra de la dictadura trujillista y
en tiempos más recientes, Caamaño, quien luchó por la dignidad de nuestro
pueblo en el 1965.
En el área política
hemos tenidos maestros, como es el caso de Juan Bosch. No solo valorado por su capacidad de producción
literaria, sino por su gran visión democrática que llevó a legarle a la nación dominicana,
dos partidos cuyas trayectorias puede decirse que están llenas de éxitos, y con
ella la obtención de figuras que pueden ser consideradas como discípulos de ese
gran maestro.
Hoy el país está
inmerso en lo que se puede considerar los nuevos tiempos, con un futuro
promisorio; porque se está produciendo una nueva forma de gobernar, produciéndose
una dinámica en la sociedad dominicana,
producto de un buen accionar estatal.
Ejemplos de eso
lo encontramos en nuestro presidente, licenciado Danilo Medina, cuya
popularidad que lo encamina hacia la obtención de un nuevo periodo de gobierno,
ha sido el resultado de el buen manejo del Estado y la valoración de la calidad
humana, que ha permitido que aparezca en la administración, un ministro, como
es el caso de Carlos Amarante Baret, que está llevando a cabo la verdadera Revolución
Educativa que estaba demandando el pueblo dominicano para sacarlo del atraso y
ponerlo a la altura en un proceso de avance a los niveles de un mundo
globalizado que permitirá satisfacer la demanda profesional que necesita
nuestra sociedad, tomando en cuenta la presencia de la alta tecnología, tomando
como paradigma modelos como los de Finlandia, Tailandia, Japón y chile, por
solo mencionar algunos casos.
De ahí que
necesitamos que en el accionar político aparezcan nuevos talentos, y que bueno
que los tenemos en nuestro partido, como es el caso del ingeniero Carlos
Alberto Amarante García, que es uno de nosotros, cuya juventud lo hace poseedor
del arma más poderosa para satisfacer lo que demandan estos tiempos; como es la
humildad, la sencillez, la solidaridad y atributos que hacen ver a quienes están
a su alrededor.
En lo político estamos
seguros que su progreso no es fruto a la gracia de su padre, que no necesita
demostrar nada más, ya que en política lo ha alcanzado prácticamente todo y en
lo profesional ha sido ejemplo para que sus descendientes sigan sus pasos.
Estamos seguros
que él, Carlos Alberto, será el prototipo de diputado comprometido no solo con
su generación, sino con el pueblo. Un verdadero
hacedor de leyes, un vocero de los que no tienen voz en el Congreso
Nacional. Más que seguro estamos de que
no ocupará un espacio más en la entidad legislativa, porque él es un
nacionalista a carta cabal que marcará una antes y un después, de en sus manos
estaremos seguros, sin titubeos en defender nuestros intereses.
Un joven
creativo, artista de la palabra y de los hechos, un verdadero ¨Seco, Sacudío y
Medío por Buen Cajón¨. Desde ya hay éxito
en su espacio, el pueblo le dará la oportunidad porque cree en él, porque
entiende que el es de esta parte que demandan los nuevos tiempos, que luchará
por desempolvar los valores que duermen en el silencio eterno de los que no se
atreven a soñar con un mejor mañana.
Un vocero de la
familia, que legislará para construcción de hogares y no en la continuidad de
la vida en residencia, donde se generan los males que afectan a nuestra escuela
y a la sociedad en sentido general, que conlleva a la violencia, robos, crímenes
y atracos. A la tenencia de sexo
irresponsable, que generan una cantidad de niñas embarazadas que luego quedan a
la deriva sin la mas mínima posibilidad de alimentar a sus vástagos.
Simplemente Carlos
Alberto Amarante García, forma parte de lo que necesitamos.
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