jueves, 9 de julio de 2015

Carlos Alberto Amarante García, forma parte de lo que necesitamos



Por el prof. Octavio Garcia
Hemos estado acostumbrados a utilizar términos que en la mayoría de los casos vienen a tergiversar en los hechos, lo que en teoría se expresa.  Por ejemplo, las impresiones hombre o barón, hembra o mujer, niño o muchacho, niña o muchacha, adulto o viejo.
Pero hay uno de ellos que de los que más me llaman a la atención es ¨joven¨.  Por qué?, porque tiene una razón que como una fórmula se despeja en sí misma. La juventud no se define por los años, por la piel o por la cronología, sino por lo que se puede hacer, por el nivel de creatividad, por la visión que podemos tener en un momento o circunstancia determinada.

Por las vivencias, por el estado emocional que de una forma provoca una determinada acción que impacta en los demás que están a nuestro alrededor, y eso va en todos los aspectos de la vida, ya sea social, económico, político, cultural, entre otros.
La vida es una dialéctica, protagonistas que vienen y van, seres humanos que en el camino van plasmando sus huellas, que no son psicodependientes de otros, cuya historia no es el producto de sus antecesores, como sucede en el beisbol, en la música, en el medio empresarial, etc., sino que devienen del talento, y el talento lo lleva a trascender, es decir, es autosuficiente para labrar su propio destino.
En este caso hay que mencionar los jóvenes cuya voluntad de crecimiento lo lleva a ser emprendedores, luchadores, visionarios, y esto es lo que necesitamos en estos tiempos.  Jóvenes cuya meta es alcanzar el cielo como lo expresa la fábula de Richard Bach, ¨Juan Salvador Gaviota¨, cuyo límite es el cielo. 
Ellos serán los dignos representantes de este universo social, político, económico y cultural, capaces de producir una verdadera revolución que deje atrás lo cotidiano o tradicional como lo hicieron Platón, Sócrates, Aristóteles, en la época griega, o como lo hicieron Montesquieu, Rousseau, Smith, que impactaron en la vida a todo los niveles durante el siglo XIX.
En nuestra tierra hemos tenido de todo lo expresado en lo anterior, pero es quizás en el aspecto político donde hemos tenido figuras trascendentales que nos han impactados con sus acciones como es el caso de Duarte, con nuestra independencia, Luperon, con la Restauración, Manolo, con su lucha en contra de la dictadura trujillista y en tiempos más recientes, Caamaño, quien luchó por la dignidad de nuestro pueblo en el 1965.
En el área política hemos tenidos maestros, como es el caso de Juan Bosch.  No solo valorado por su capacidad de producción literaria, sino por su gran visión democrática que llevó a legarle a la nación dominicana, dos partidos cuyas trayectorias puede decirse que están llenas de éxitos, y con ella la obtención de figuras que pueden ser consideradas como discípulos de ese gran maestro.
Hoy el país está inmerso en lo que se puede considerar los nuevos tiempos, con un futuro promisorio; porque se está produciendo una nueva forma de gobernar, produciéndose  una dinámica en la sociedad dominicana, producto de un buen accionar estatal.
Ejemplos de eso lo encontramos en nuestro presidente, licenciado Danilo Medina, cuya popularidad que lo encamina hacia la obtención de un nuevo periodo de gobierno, ha sido el resultado de el buen manejo del Estado y la valoración de la calidad humana, que ha permitido que aparezca en la administración, un ministro, como es el caso de Carlos Amarante Baret, que está llevando a cabo la verdadera Revolución Educativa que estaba demandando el pueblo dominicano para sacarlo del atraso y ponerlo a la altura en un proceso de avance a los niveles de un mundo globalizado que permitirá satisfacer la demanda profesional que necesita nuestra sociedad, tomando en cuenta la presencia de la alta tecnología, tomando como paradigma modelos como los de Finlandia, Tailandia, Japón y chile, por solo mencionar algunos casos.
De ahí que necesitamos que en el accionar político aparezcan nuevos talentos, y que bueno que los tenemos en nuestro partido, como es el caso del ingeniero Carlos Alberto Amarante García, que es uno de nosotros, cuya juventud lo hace poseedor del arma más poderosa para satisfacer lo que demandan estos tiempos; como es la humildad, la sencillez, la solidaridad y atributos que hacen ver a quienes están a su alrededor.
En lo político estamos seguros que su progreso no es fruto a la gracia de su padre, que no necesita demostrar nada más, ya que en política lo ha alcanzado prácticamente todo y en lo profesional ha sido ejemplo para que sus descendientes sigan sus pasos.
Estamos seguros que él, Carlos Alberto, será el prototipo de diputado comprometido no solo con su generación, sino con el pueblo.  Un verdadero hacedor de leyes, un vocero de los que no tienen voz en el Congreso Nacional.  Más que seguro estamos de que no ocupará un espacio más en la entidad legislativa, porque él es un nacionalista a carta cabal que marcará una antes y un después, de en sus manos estaremos seguros, sin titubeos en defender nuestros intereses.
Un joven creativo, artista de la palabra y de los hechos, un verdadero ¨Seco, Sacudío y Medío por Buen Cajón¨.  Desde ya hay éxito en su espacio, el pueblo le dará la oportunidad porque cree en él, porque entiende que el es de esta parte que demandan los nuevos tiempos, que luchará por desempolvar los valores que duermen en el silencio eterno de los que no se atreven a soñar con un mejor mañana.
Un vocero de la familia, que legislará para construcción de hogares y no en la continuidad de la vida en residencia, donde se generan los males que afectan a nuestra escuela y a la sociedad en sentido general, que conlleva a la violencia, robos, crímenes y atracos.  A la tenencia de sexo irresponsable, que generan una cantidad de niñas embarazadas que luego quedan a la deriva sin la mas mínima posibilidad de alimentar a sus vástagos. 
Simplemente Carlos Alberto Amarante García, forma parte de lo que necesitamos.




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