Por Mauricio Toribio
Desde los primeros años inmigración pacífica hacia
nuestra isla por los primeros aborígenes de las costas de América del sur, la
intención de búsquedas de materiales preciosos no despertaba ningún tipo de ansiedad, de opresión, de saqueos o
engaños.
Parece ser que el modus vivendi de aquellos antiguos
habitantes, el contacto con la naturaleza y con ello la presencia de ciertos
recursos como los minerales preciosos solo alcazaba la intensión del gozo o disfrute de colgarlo en su cuello o
el adorno de ciertas figuras mitológicas de aquella época.
Sin embargo el advenimiento de una nueva raza con
antiguas costumbres, ambiciones y mezquindades; degeneró en el abuso de explotación,
de saqueos de nuestros minerales, específicamente del oro, una de las causas directa del
exterminio de nuestros indios protagonizada por potencias como España,
Portugal, Francia, Inglaterra, entre otras.
Sin embargo hoy varios siglos después la explotación
de nuestros recursos no ha parado ni de forma ni de fondo, ya que las nuevas
potencias económicas como Estados Unidos y Canadá, siguen exportando compañías
exploradoras para escavar en nuestro territorio y la posterior extracción de
nuestras riquezas, cuyos beneficios es pírrico para el bienestar de nuestro
pueblo ya que en el fondo lo que continua es la generación de pobreza, de explotación
y de contaminación de nuestros recursos naturales.
Provocando de tal manera, la muerte súbita de nuestros
recursos hidráulicos, especies vegetales, el exterminio y migración de aves
endémicas y lo peor, guardando la distancia en el tiempo, que nuestros obreros
mueran producto de la falta de atenciones adecuadas al igual que como morían
nuestros aborígenes por la explotación y el exceso de trabajo.
Hoy no debiéramos estar discutiendo ni tener sobre la
mesa el tema de Loma Miranda, porque solo en un país como el nuestro todavía se
conservan algunas secuelas de dudas de que si se explota o no dicha reserva y
la no existencia de una determinación radical que le lleve la paz, la armonía al pueblo
dominicano.
¿O es que existen los ignominiosos, los cazadores de
oportunidades o las posibles prebendas que les haga pensar y venderle el sueño
a Facondo Xstrata Nickel o Falcombridge de que todavía es posible dicha
explotación?
¿Todavía se duda de la identidad del pueblo dominicano
frente a la presencia de un problema con consecuencia nacional?
Las respuestas la dado el pueblo dominicano y la
sentencia definitiva con un NO rotundo, la cámara de diputados con la declaración
de Loma Miranda como Parque Nacional, al que esperamos que la cámara del senado
adopte similar medidas.
Estamos preparados. Seguiremos despiertos. Nuestra lucha del bien combatirá a la del
mal. Es una sola fuerza, una voz, un
grito enérgico y firme de que Loma Miranda es y seguirá siendo una reserva, un
pulmón y lo más importante un orgullo nuestro dado por la naturaleza para todos
los dominicanos y dominicanas de hoy y del mañana.
Con actos así en donde se legisle sin sectarismo, en beneficio
de todos; es que se hace patria y se avanza hacia un mejor futuro.
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