NUEVA YORK.- “Las apps casi nos entierran. Pero todo indica que si no nos montamos en el tren de la Inteligencia Artificial (IA) desapareceremos”, es casi una certeza que comparten al unísono y con sus particularidades, los propietarios de pequeños negocios dominicanos, como bodegas y restaurantes, al cierre de un año en el cual la ciudad de Nueva York está en el mapa global como un laboratorio viviente, en el desarrollo de una innovación tecnológica, que en este momento afecta la vida de todos los neoyorquinos, independientemente de que no estén conscientes de ello.
Eso sí, detrás de todas estas noticias sobre la carrera meteórica de la IA en la Gran Manzana, surgen temores nada ocultos en los profesionales de las mayorías de las industrias y en la fuerza laboral en diferentes niveles: ¿Viene esta tecnología a arrasar con miles de empleos tras la posibilidad de que muchas tareas repetitivas pueden ser ya automatizadas?
Hasta ahora no hay respuestas unánimes. Pero sí certezas absolutas de que el mundo laboral, la educación y la forma cómo se recibirán algunos servicios sociales e inclusive atención médica, será muy diferente en los próximos años para los residentes de Nueva York, antes que en cualquier lugar del mundo.
BODEGUEROS MIRAN AL FUTURO
En este escenario complejo en donde aparecen términos extraños como algoritmos y redes, los dueños de pequeños negocios y los líderes de asociaciones gremiales, más que dejarse poseer por la ansiedad, están optando por entender cómo sistemas informáticos pueden ayudar a facturar, hacer inventarios y contabilidad, prevenir robos, planificar las compras, hacer reservaciones automatizadas de una mesa, incluso crear campañas de redes sociales e infinitas posibilidades para impulsar sus negocios, en un entorno inflacionario y en muchos casos de bajas ventas.
“El desarrollo tecnológico no se puede demonizar y obviamente queramos o no, debemos tratar de adaptarnos. Los pequeños negocios siguen sobreviviendo a varias olas. Creo que si en esta no nos montamos, nos va a desbaratar (destruir) por completo”, compartió Francisco Marte, presidente fundador de la Asociación de Pequeños Negocios y Bodegas Hispanas de la Ciudad de Nueva York.
Marte, distanciado de cualquier visión apocalíptica y reconociendo que apenas se están familiarizando con este auge meteórico de la IA, recuerda que cuando Amazon y las Apps surgieron hace algunos años, nadie podía imaginar el impacto que tendría en el comercio, al punto de que el cierre creciente de establecimientos grandes y pequeños en ciudades como Nueva York, se debe a un fenómeno impensable: la compra instantánea a través de dispositivos móviles.
Desde hace un par de años, algunos bodegueros y especialmente los dueños de supermercados fueron pioneros en integrar soluciones de IA a las cámaras de seguridad, como una forma de enfrentar el flagelo de los rateros de sus tiendas.
La nueva generación de cámaras inteligentes no solo documenta el suceso, sino que lo predice y notifica, proporcionando una capa de seguridad efectiva que las tiendas modernas necesitan para proteger sus bienes.
“Esta tecnología específicamente es muy cara, pero aun así muchos agremiados seguirán apostando a ello“, remató Marte a El Diario.
“IA, QUERAMOS O NO”
Todo hace presumir a los pequeños emprendedores consultados, que si la revolución de las apps de pedido digital tuvo un impacto en industrias manejadas mayoritariamente por inmigrantes, como son los taxistas y los restaurantes, la irrupción de la IA viene con una fuerza mucho más demoledora.
En este ecosistema comercial, el bodeguero dominicano Ignacio Castillo, con una trayectoria de 45 años en este tipo de negocios, tiene la convicción de que estos establecimientos comerciales, fundamentales para los vecindarios de clase trabajadora, no serán eliminados por el entorno virtual. No obstante, considera imperativo explorar vías para investigar cómo la Inteligencia Artificial puede optimizar sus operaciones, en una era donde la automatización de procesos puede redundar en una mejora de la experiencia del cliente.
“Hemos enfrentado como comerciantes muchas cosas, la criminalidad, las bajas ventas, ahora debemos entender este mundo digital. Queramos o no”, comentó Castillo a El Diario.
Como reiteran consultores en esta naciente industria, la IA es como tener un asistente inteligente que te ayuda a vender más, gastar menos y trabajar menos en tareas repetitivas. Incluso los pequeños negocios pueden usarla hoy con herramientas económicas y fáciles de implementar.
NO ESTAN SOLOS
La buena noticia es que en esta carrera vertiginosa de la IA, que apenas está empezando, los pequeños comerciantes no están solos.
A principios de 2025, la Dirección de Tecnología de la Ciudad de Nueva York presentó un plan exhaustivo para que tanto la Alcaldía, como los diferentes sectores económicos, puedan hacer un “uso responsable” de estas herramientas.
En alianza con la Corporación de Desarrollo Económico de la Ciudad de Nueva York (NYEDC) la Ciudad de Nueva York, bajo la Administración del alcalde saliente Eric Adams, inició programas de alfabetización digital para abrir las puertas a esta innovación, sin sacar del juego a la mayoría de los neoyorquinos.
El proyecto de la municipalidad de convertir a la Gran Manzana en el centro mundial de desarrollo de la IA, arrancó con la idea que sea una palanca de desarrollo económico para todos, en un momento en que se tienen claro que el 95% de las empresas de la ciudad tienen menos de 50 empleados y estas empresas representan el 25% del empleo total de la ciudad de Nueva York.
“Con una economía de $1.3 billones de Producto Interno Bruto y más compañías Fortune 500 ( de mayores ingresos) que cualquier otra ciudad, Nueva York ya es un laboratorio viviente para la aplicación de IA. Nos estamos asegurando que estamos equipados para esta posición de liderazgo y que nuestra fuerza laboral y emprendedores puedan acceder a estas oportunidades para un futuro próspero para todos”, concluye NYEDC en un comunicado.

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