Mauricio Toribio
La autopista Ramón Cáceres de Moca, conocida por su alta peligrosidad incluso en condiciones normales de iluminación, se ha convertido en un riesgo aún mayor tras el reciente robo de sus luminarias. Este acto vandálico ha dejado largos tramos completamente a oscuras, aumentando exponencialmente el peligro de accidentes, especialmente en horas nocturnas, donde la visibilidad se ve drásticamente reducida. Conductores y peatones se enfrentan ahora a una vía insegura que compromete la vida humana, en una autopista que históricamente ha sido escenario de numerosos incidentes de tránsito.
Esta carretera, vital para el desahogo vehicular de un municipio de Moca cada vez más congestionado, conecta múltiples comunidades de la región y facilita el flujo diario hacia centros educativos, hospitales y zonas comerciales. Su deterioro, tanto por negligencia como por acciones delictivas, representa un retroceso significativo en los esfuerzos por mejorar la movilidad y calidad de vida de miles de ciudadanos. La ausencia de iluminación no solo perjudica a quienes transitan por la vía, sino también a las comunidades adyacentes, que viven bajo la sombra de la inseguridad y el abandono.
Más allá de la reparaciones a su infraestructura, es indispensable que las autoridades apliquen sanciones ejemplares contra los responsables de este crimen. Robar luminarias no es solo un delito contra el patrimonio público, sino una acción que vulnera directamente la seguridad, la salud mental y la estabilidad emocional de cientos de familias que dependen de esa carretera para sus actividades cotidianas. Es momento de poner freno a esta cadena de impunidad con medidas firmes que disuadan a quienes atentan contra el bienestar colectivo.
Fuente: José Grullón facebook
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