domingo, 16 de octubre de 2022

La incógnita de Danilo: acuerdo de alta política extra-PLD o salir del eventual alcance judicial

 


Por  LUIS ENCARNACION PIMENTEL

El expresidente Danilo Medina, que desde un gobierno que terminó con serios cuestionamientos y grandes escándalos aun en los tribunales hizo todo lo contrario de lo que vendió y prometió como candidato, insiste en jugar al olvido y presentarse ante los incautos como inmaculado, demócrata “a carta cabal” y que, con solo dos años fuera del poder, hoy tiene en el PLD a un “nuevo partido”.

Hace bien Medina en proclamar un rol neutral o de arbitraje en el proceso interno de este domingo, para despejar versiones iniciales de que tendría en Margarita “su favorita”, pero peca de iluso o extrema en optimismo, al expresar que “no tiene dudas de que el PLD volverá a ganar en las elecciones del 2024”.

No es verdad que un partido muy menguado y cuestionado por innúmeros hechos pendientes de sanción pueda reponerse y ser opción en solo cuatro años. En política se puede vender ilusiones, y grandes mentiras, pero cuidado con desbordar en anuncios y pretensiones, cuando no hay una disculpa pública a la sociedad ni un arrepentimiento por comprobados errores, fallas y faltas graves en el ejercicio gubernamental.

Danilo Medina

 Olvida Medina –y es verdad histórica que desdice de la vocación democrática que hoy plantea– que, en un afán por perpetuarse en el poder, no solo dividió su partido y lo empujó a la derrota, sino que militarizó el Congreso Nacional buscando modificar la Constitución para una reelección, lo que impidieron Leonel Fernández, el entonces candidato Luis Abinader y el pueblo en mayoría, tirándose a la calle para frenar aquel atropello a la institucionalidad. 

Y, al margen de los programas sociales o asistencialistas de su gestión, resulta una herejía de Danilo decir que el PLD en sus gobiernos, en especial en el suyo, hizo «lo más parecido a lo que hubiera querido hacer el profesor Bosch».

 ¿Qué diría este desde su tumba? Medina dice que él ha sabido perder y aceptar la derrota, pero olvida que, derrotado por Leonel, dijo que “lo venció el Estado”, y no se fue del PLD, pero se retiró “encarado” a su casa y no movió una paja para el triunfo. Y otra «no verdad» es decir que le entregó a Hipólito -con un 49.9% de los votos- la Presidencia sin habérsela ganado, cuando la gran verdad es que a la comisión del PLD que visito a Balaguer para solicitarle apoyo e ir a una segunda vuelta, el líder reformista le respondió: «ya yo felicité al ganador»… 

Derrotado e impedido, Danilo debió dejar fluir el liderazgo y no erigirse en cabeza del PLD, con solo mil votos como “refugio”, ante el vendaval de acusaciones en curso . Gane quien gane, este proceso comenzaría a sacarlo de juego.  Y el PLD –sin saber la última carta de Danilo bajo su manga– se juega hasta el futuro como organización.

Primero, habría que ver si lo de su «neutralidad» es real y lo del apoyo al que gane es sincero, porque –que se tenga claro– los dos punteros en la competencia, Abel y Margarita, eran gente de la cuadra y simpatías de Leonel. Es curioso, sino entendible, que entre los aspirantes morados no haya ningún connotado del danilismo a ultranza ni de la llamada Otan, que le salieron ingratos a Leonel. 

 Y de haber un apoyo soterrado a Margarita, a la que una vez la vieja guardia morada le cerró el paso, sería con el fin de meterle una cuña a su ex, el doctor Fernández. 

En fin, si los morados esta vez se libraran de otra fractura, quedaría en el aire la incógnita de si la real carta o apuesta de Danilo no sería un acuerdo de alta política extra-PLD, con tal de salir de la mira y eventual alcance del brazo de la justicia.  Ya veremos

encar-medios@hotmail.com 

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