viernes, 15 de julio de 2022

OPINION: ¿Dictadura LGBT…?

 


Por DAYVI LOPEZ VARGAS

Quieren que vistan como ellos; que hablen como ellos; que estén donde ellos están; que escuches la música que escuchan; que hables como hablan. Que desees y usen sus colores. Que los niños vistan con ropas de niñas, porque según ellos es un “tabú”. Exigieron y lograron un día al año como lo tiene Duarte, Sánchez y Mella.

De hecho, existen muchos homosexuales que no quieren vestir como ellos; no quieren estar donde ellos están, ni disfrutar de sus marchas ni aparatosos conglomerados propios de nuestro carnaval. Donde muchos con temerosos aspectos dejan mucho de que hablar.

Este secuestro mental nos está llevando a una especie de esclavitud ideológica. No debe existir empoderamiento cuando se carece de respeto. En ese sentido, y otros, es pertinente recordar que República Dominicana de manera general ha manifestado rechazo a las agendas y propagandas de todo tipo. De manera malintencionada existe un intento en desconocer sistemáticamente la cultura y libertad de pensamientos del pueblo dominicano.

Frente a esta tendencia fundamentalista, anticientífica, de autodestrucción al pensamiento de niños y adultos, está llevando a una crisis de referencia y a una nueva forma de opresión alejada de la justicia.

Hay muchos homosexuales que quieren gozar de discrecionalidad y que son corteses y nunca han recibido discriminación. Muchos de ellos protegen los niños, y seguro quieren que todo niño heterosexual, sea lo que es o será, no buscando lograr una especie de botín de guerra del que más atrape o manipule la mente de niños indefensos.

No solo se está ante un deseo, justo o no de inclusión, sino ante una propaganda masiva impuesta; ante un entrenamiento constante; ante la imposición no deseada en los medios. A ver, ¿qué pasaría si los heterosexuales comienzan a manipular las mentes de los homosexuales para que sean heterosexuales?, sin duda alegarían discriminación, acoso, etc., entonces, lo que va viene, y se debe exigir respeto. Las relaciones humanas deben estar sustentadas en el respeto.

Aplastar ideas es parte de la foránea y nueva “violencia de género” hacia los heterosexuales, e incluso, hacia los asexuales que no les interesan esos temas. Según una definición sobre este tipo de violencia, dice que es todo lo que “impacta de manera negativa en la identidad y bienestar social, físico, psicológico o económico”.

Primero, existe una especie de ataque a la identidad de las personas heterosexuales. Segundo, en el bienestar social, nadie debe maltratar ningún ser humano ni imponer sus “preferencias”, cuando hay imposición, hay violencia, más tratándose del sector más vulnerable (física y mental) que existe, que son los niños.

A los padres fue que Dios y la naturaleza concedieron la primera facultad de educar sus hijos, no “Pepe” o Ricky Martín… Luego, el Estado, la iglesia y la sociedad se encargan de trazar pautas, pero el principal rol está en los padres de decidir lo que quieren para sus hijos.

El niño no tiene facultad para decidir, ni natural ni legalmente; ni tampoco tienen capacidad para moldear o estructurar sus pensamientos: ellos reciben la formación de sus padres o tutores, por lo que no saben discernir. En las escuelas los maestros están para inculcar la ciencia, y no la antítesis de doctrinas no avaladas por la ciencia, sino por apasionados influencers. Los docentes solo están autorizados a impartir ciencia, no ideología sexual.

El Estado, a través de sus instituciones, se encarga de formar los niños intelectualmente, no sexualmente, por lo que imponer, tanto a los heterosexuales como a otros, una orientación, sería antijurídico. Los padres son los responsables en la primera etapa de la formación moral y sexual del niño.

No hay nada más bello que la procreación, de ella salen los niños. Son los padres en la primera etapa de la vida los facultados para imponer a sus hijos buenos o malos hábitos. Porque de lo contrario, el Estado también condena la violencia psicológica y física a los seres más indefensos del planeta.

Desde la óptica legal, cualquier película, muñequito o serie, debe especificar a los adultos el contenido sexual que se mostrará a sus hijos, si no, se está ante un tipo de imposición pornográfica.

A lo blanco hay que llamarlo por su color, no por lo que grupos quieran llamarle. Ninguna violencia es buena, sea de cualquier grupo o sector. Los adultos ya han desarrollado pensamientos autónomos y pueden elegir su derrotero, pero no así los niños los cuales debemos de proteger. Los niños, solos, no se pueden proteger.

Ya según los activistas, no somos ni hombres ni mujeres, sino que elegimos ser hombres o mujeres, como también según sus ópticas podrán tener hijos entre el mismo sexo, por la razón o imposición. Para la naturaleza y para los que creemos en Dios es imposible. Ni la historia ni la “ciencia” todavía registra ni aporta pruebas de que se pueda.

Muchos quieren imponer ideologías a niños, cuando debemos fortalecer su inteligencia emocional, para que luego tomen las decisiones acordes a sus sentimientos arrojados por la cultura, el ADN y por su corazón. Duele decir que muchos activistas fueron cruelmente violados siendo niños. Estamos conteste con la paz; pero el respeto a los heterosexuales y a los niños de los heterosexuales es fundamental para que exista paz y armonía.

Exclusivamente, los expertos comprobados deben trazar ciertas pautas en el comportamiento biopsicosocial de los niños. Ningún imberbe influencer tiene autoridad para educar niños, cuando para eso muchos pedagogos y profesionales de la conducta tienen que durar años en su formación intelectual y emocional para permitir desarrollar la identidad de los niños sobre la base de la comprensión de sí mismo en el marco del tiempo.

A mi hijo lo formo yo. No permitiré su castración psíquica y el ataque a su identidad. Los demás formen los suyos. La propia Constitución establece libertades. Cuando un grupo quiere imponer estamos ante una dictadura, sea en sentido general, ideológica, o de modo particular, política, sexual o de género.

JPM

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