lunes, 25 de octubre de 2021

OPINION: Préstamos o impuestos


 Por FELIX SANTANA GARCIA

Se debate constantemente ¿se financia el presupuesto con  recursos internos captados a través de más impuestos o recurrir a las concertaciones de préstamos internos y externos para cubrir el faltante o déficit que este podría presentar?

Ante esta disyuntiva surgen posiciones encontradas de economistas y financistas. Uno favorece que en caso de faltante se recurra al aumento de impuestos o ampliar la base tributaria que abarcaría la generalidad de los bienes y servicios, otros abanderados de cubrir el déficit mediante la contratación de préstamos ya que las recaudaciones, donaciones y transferencias externas son insuficientes.

La primera posición de cobrar más impuestos sea aumentando las tasas o simplemente grabando todos los bienes y servicios sin excepción, encuentra muchas resistencias porque significa extraer más dinero de los bolsillos de los contribuyentes lo que disminuye el poder de compra de éstos y el costo político que este genera a un partido que se encuentre en el poder.

La segunda posición, recurrir a  préstamos para cubrir los déficits y poder atender total o parcialmente las necesidades de un pueblo ávido de más servicios sociales.

Esta se considera más fácil porque no se compromete el aspecto político y se difiere el  pago de intereses y amortización para el futuro, cuando los mismos son a largo plazo.

Financiar el presupuesto con impuestos inmediatos o mediante impuestos en el futuro inmediato es igual porque tarde o temprano hay que pagar impuestos para poder honrar la deuda creada.

Se dice que el ser humano nunca se libra de pagar los impuestos porque si lo ha evadido durante la vida al final sus familiares tienen que pagarlos en el momento de ser inhumado o enterrado en el campo santo.

Lo anterior se da en condiciones normales, es decir, si no existiese evasión, elusión y gastos tributarios.

En ese sentido, en caso de existir estas desviaciones o condiciones especiales en el momento de cobrarse los impuestos a de sugerirse la eficientización de la administración tributaria o cobrarse de forma compulsiva si ese fuese el caso.

También se habla de disminuir o eliminar los gastos innecesarios o hacerlos más efectivos y eliminar las exenciones o gastos tributarios para no tener que aplicar más impuestos o recurrir a más préstamos.

El sugerir estas últimas ideas resulta muy fácil decirlas pues al externarlas no se miden las consecuencias inmediatas que acarrea eliminar gastos que muchas veces son necesarios o imprescindibles o disminuir o eliminar de golpe y porrazo las exenciones o gastos tributarios, pues al hacerlo, se afectarían sectores que no están en condiciones de valerse por sí mismos económica o financieramente, los que de ser afectados con una medida de esa naturaleza dejarían de pagar impuestos y aumentaría el desempleo.

Todo impuesto recaudado tiene sobre la economía repercusiones que deben ser investigadas y evaluadas y lo mismo vale para cada partida de gasto.

El gobierno no está limitado en sus gastos, como los particulares, por lo que puede ganar, tomar prestado o recaudar de los demás.

Puede, si es preciso, emitir el dinero que necesita, pero aun si se niega a sí mismo esta libertad, tiene tal control sobre los mecanismos monetario y crediticio de la economía, que no es forzoso que se frustre cuando demanda préstamos, del modo que podría ocurrirle a un potencial prestatario particular.

El gobierno es casi siempre capaz de recaudar más impuestos. Puede elegir no hacerlo, por supuesto, si considera que las consecuencias serían demasiado perniciosas para el bienestar general, pero esto no equivale a decir que es imposible aplicar más impuestos.

El gobierno podría considerar, entonces, como una alternativa, tomar dinero en préstamo, y nuevamente deberá estimar antes de hacerlo los pros y los contras.

Por lo tanto tiene frente a sí una verdadera elección: equilibrar o no el Presupuesto General del Estado, y esta elección se basará sobre cálculo frío de las ventajas y desventajas y no sobre prejuicios de algunos.

Surgen problemas en la recaudación de los impuestos. Los impuestos no son siempre soportados económicamente por los que están obligados a pagar.

En ocasiones no son pagados y por ende tampoco soportados, o los sujetos potencialmente obligados cambian de actividad para no estarlo. Tales son los fenómenos de: traslación, evasión y remoción del impuesto, formas de elusión.

Regularmente cuando las estructuras tributarias son complejas y obsoletas invitan a eludir el pago de los impuestos, además de la carencia de cultura y civismo que lleva a las personas a tratar de no hacer los pagos que deben hacer por el simple hecho de ser miembro de una colectividad.

Entre las causas de la evasión fiscal se encuentran: las que tienen que ver con la diferencia de precios entre el interior y el exterior del país, las que tienen que ver con la competencia y con la relativa situación de iliquidez de las empresas.

Hay causas políticas, entre éstas están: la inequidad o desigualdad del régimen tributario, la deficiencia en la destinación de los recursos públicos, la insuficiente justificación de ciertas instituciones o establecimientos públicos o la inversión en actividades poco justificadas.

Hay causas sociales también, éstas están incentivadas por fenómenos culturales y ciertas equivocadas ideologías.

La evasión se generaliza por efecto de la demostración o imitación.

En realidad siempre hay diferencias entre ambas posiciones de préstamos o impuestos. Teóricamente es fácil hablar de una u otra pero al irse a la práctica es difícil sustentar dichas posiciones.

No es un secreto que siempre habrá oposición de tomar prestado o de aplicar impuestos para financiar los déficits. Definitivamente el gobierno tiene la última palabra después de sopesar ambas posiciones y de conocer las consecuencias que una o la otra puedan acarrear.

Pero en lo que todos están de acuerdo es que para sostener las finanzas públicas y mantener la economía a flote hay que unificar criterios entre las políticas monetaria y fiscal, de lo contrario, los integrantes de la sociedad se verán afectados.

De que uno y otro se opongan a los préstamos o impuestos por un asunto puramente político no es menos cierto que todos coligen en que se deben aumentar los ingresos después de una situación de salud respiratoria como la que aún afecta al país y el resto del mundo.

Autoridades gubernamentales hagan lo que deben de hacer, lo correcto, lo que se entiende como razonable, sensato y lo que manda la literatura económica y financiera para llevar a feliz y seguro puerto a la nación dominicana pero siempre aliviándose las cargas a los más vulnerables. A nuestro modo de ver la alternativa debe ser un híbrido entre préstamos, impuestos, calidad de gastos y eficiencia en la administración tributaria.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

JPM

No hay comentarios: