jueves, 5 de agosto de 2021

De líderes e ídolos en el corazón de la gente

 


Por RUDDY L. GONZALEZ-Oye País

La dictadura de Trujillo se desarrolló, entre otras irracionalidades y pretensiones, en el narcisismo del tirano, manifiesto en la imposición del culto obligado a su figura. En los sesenta años de esta democracia a la dominicana, el liderazgo nacional, político y social, se ha forjado alejado de esta especie de idolatría personal impuesta. 

Y si bien el narcisismo ha persistido a lo largo del tiempo, no ha sido posible replicar ese culto obligado, porque ya el pueblo se rebela contra este tipo de pretensiones. 

Estas reflexiones sueltas me llegan a las puntas de los dedos mientras tecleo este comentario que comparto con ustedes, a propósito del desbordamiento de sentimientos, lágrimas y llantos incluidos, que suscitó el fallecimiento y funeral de tres días de Johnny Ventura. 

Fueron expresiones que brotaron de lo más íntimo de quienes las emitieron, desde el presidente Luis Abinader hasta la viejita que se sacudía en la calle Monumental, que lleva al cementerio, gritando “y ahora, que vamos a hacer sin tí, Johnny”. 

Cinco manifestaciones masivas, voluntarias, llenas de sentimientos de dolor, he visto en estas décadas: los sepelios de Don Antonio Guzmán, en julio de 1982; de Peña Gómez, en mayo de 1998; de Balaguer, en julio de  2002; el de Freddy Beras Goico, en noviembre de 2010, y el pasado fin de semana, el de Johnny Ventura. 

Los líderes, los ídolos, no se compran ni se imponen, se ganan en el corazón de la gente, que en su momento los exalta.

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