martes, 27 de julio de 2021

“Si se calla el cantor, calla la vida...”

 

Después de haber enamorado a las juventudes latinoamericanas con los ideales de la revolución cuba­na, dos de sus más emblemáticos cantautores se desmarcan del mo­delo que los inspiró, repudiando los últimos ac­tos de represión de la dictadura.

Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, de manera muy responsable, han criticado las respuestas violentas y coercitivas con que el gobierno cuba­no reprimió las manifestaciones pacíficas de ciu­dadanos que sólo pedían libertad y mejor vida.

Ambos prácticamente coinciden en reconocer errores de comportamiento de las autoridades y en aceptar que en Cuba hay una nueva genera­ción que demanda cambios impostergables.

Rodríguez, inclusive, se puso al lado de los atropellados y encarcelados proponiendo amnis­tía, y le hizo saber al gobierno que es necesario tender puentes para escuchar las nuevas ilusio­nes del pueblo.

Por el nivel de aceptación, simpatía y populari­dad que alcanzaron y mantuvieron por décadas estos dos famosos cantautores de la Revolución, sus testimonios de hoy representan las disonan­cias con un sistema ya desgastado y devaluado.

Pensando igual que ellos hay millares de cuba­nos que anhelan vivir con libertad, democracia real y pleno acceso a las tecnologías y oportuni­dades de la era moderna, de la cual han estado bastante excluidos.

Silvio y Pablo, como Mercedes Sosa y Horacio Guarany, supieron que a través de la música se pueden modelar ideales y conductas, exaltando los más apropiados.

Ahora que cuentan sus penas por lo que hizo su Revolución el 11 de julio, cabe recordar este verso: “Si se calla el cantor, calla la vida/ porque la vida, la vida misma, es todo un canto”.

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