jueves, 25 de abril de 2019

¡La enfermedad, su amante inseparable!

Por: Elba Lucía López Peña

Hablar de este personaje enigmático, provoca ¨prudencia¨, por lo que implica su otrora participación en tiempos funestos de la historia. Todo comenzó, un gran día, cuando provoco reacción infantil en
algunos mocanos sobre ¨mi postura ¨  sobre si ser o no segunda de un valorado Precandidato a la Alcaldía Municipal para 2020. Esto generó de modo viral comentarios y llamadas de diversos sectores de la Sociedad.

Mas no quedo complacido, y siguió enarbolando como ¨ladrón en acecho¨, la posibilidad que asumiera con decoro ofertas de partidos tradicionales. Este elocuente amigo virtual llamo mi atención en innumerables veces por su insistencia  ¨ cargada de vibras positivas y sagacidad¨.

Admito, que hubo momentos en que perdí la razón, porque tanta osadía manifestada ¨ nublo¨, mi aparente necesidad de escalar en los ámbitos políticos.

En las paredes blancas de mi habitación, conquisté en la madrugada a Morfeo y con la almohada negocié; y decidí visitar a este ciudadano ¨de grandes dotes de orador¨ y encarnizado por su pronunciamientos y dilemas.

«Nadie es tan malo como aparenta, ni tan bueno como se comenta», los riesgos son la pasión que envuelve mi incipiente trayecto  y escribir la cenicienta que mofa los miedos. Tome un autobús hacia Santo Domingo, con la celeridad del encuentro y allí en la intercepción de una minúscula estación de tren, espere ver el rostro anhelado como Penélope. 

¡Descomunal extrañeza al verlo! , con paso sigiloso, mirada fría y con la incógnita de una visita de sopetón, nos encontramos. Caballero como noble feudal, receptivo y con la cruz incrustada en su alma. Su salud frágil, es como si agonizara en un soplo cada palabra. Me invito a almorzar sin prejuicios y remiendos. Estaba solo sin pelotón de fusilamiento, ni aparataje de sabio y gran señor.

Conocí a este dardo sin diana que ´dice haber descubierto en mi algun talento¨,adulando las experiencias vividas, manoseando palabras de gran intelectual y con un conocimiento perfecto de la patria chica.

Espero no haberte decepcionado, sé que duele tanta soledad, caídas vividas, cicatrices abiertas y la abismal noticia que ¨la enfermedad del siglo XXI¨ tomo tu aliento cabalgando imaginarias ciudades, inmortalizando en cada despertar el dolor y el hedor a deslealtad.

Se aprende con atracción fatal, no solo de los buenos; sino de los ¨protagonistas¨ de la historia, que eructan pus amenazando la impaciencia. Gracias, por respetar mi mundo y  edificar con el regalo de ¨tus libros¨ lo que queda en cualquier almanaque de ensueños.

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