sábado, 26 de enero de 2019

Dejémonos de hipocresía y celebremos el día de Duarte con acciones y no con flores y palabras bonitas

Por Mauricio Toribio

Para mí la celebración y conmemoración del natalicio de Juan Pablo Duarte cada 26 de enero, no es más que una burla para ese hombre, ese patriota, ese gran ser humano, que dio sus bienes y su vida, a cambio de nuestra libertad y la creación de un mejor país para todos los dominicanos, y hoy estamos tirando al zafacón, todas sus luchas, esfuerzos e ideales.


Como es posible que, desde el más humilde, hasta el más encumbrado de los dominicanos, celebremos su natalicio, cuando el país va camino a una haitianizacion y vivamos en un caos como en el que estamos viviendo, donde autoridades, políticos, empresarios, religiosos, y la sociedad en sentido general, no miran más allá de sus propias narices y solo trabajan y actúan en sus beneficios personales, importándoles muy poco el destino y futuro de la nación.

Los sectores pudientes, los que tienen el asalten agarrados con las manos, están jugando con fuego, a sabiendo de que se van a quemar.  pero lo peor de todo, es que como siempre, los que vamos a pagar los platos rotos, somos los de abajo, cuando la invasión pacífica, entre comillas, de haitianos, no agarren asando batatas y nos den en la madre.

Duarte lo advirtió, ciento y pico de años atrás.  Hasta Trujillo en 1937, predijo lo que iba a pasar si no nos empoderamos como dominicanos si no evitamos esto que nos está por venir encima.

Y no quiero referirme solo a este hecho, también a la situación que vive nuestro país, del cual no culpo solo al gobierno de turno, sino a todos los sectores que, históricamente no han hecho nada para librarnos y sacarnos del oscuro y desolado valle de la inseguridad e incertidumbre y afianzarnos en la sólida roca del desarrollo, la estabilidad y el progreso en el cual deberíamos estar disfrutando cada uno de los dominicanos.

Dejémonos de hipocresía, despierta pueblo dominicano.  No sigamos burlándonos de nuestro padre fundador y trabajemos por un mejor país.  No sigamos celebrando nuestras desgracias. 

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