CRÍA CUERVO Y TE SACARAN LOS OJOS

Por.: Lic. Roberto Caraballo

Las costumbres de esta ave carnívora, de comer los cadáveres, empezando por los ojos, sirve para simbolizar la ingratitud, al desagradecido que paga con el mal, el bien que le han hecho. Por el elevado número de ingratos, este refrán recomienda ser prudentes al hacer favores.

La ingratitud entres los seres humanos es algo que se ve a diario en todo momento y en todo lugar.  Saco a colación este viejo y conocido refrán haciendo alusión a aquellos seres humanos que muerden las manos que le dan de comer. La ingratitud es un cáncer que nos ha acompañado desde nuestros orígenes cristianos.  

Uno de los relatos clásicos de la biblia sobre la ingratitud, es el de Lucas 17, 11-19, el cual señala que mientras Jesús se dirigía a Jerusalén, cruzando por los poblados de Samaria y Galilea le interceptaron diez leprosos, que se detuvieron a cierta distancia de él y se escuchaban sus gritos, ¨Jesús maestro, ten compasión de nosotros¨, al verlo, Jesús les dijo vallan y preséntesele a los sacerdotes y mientras transitaban por el camino quedaron purificado. Uno de ellos al darse cuenta de que estaba sano, volvió hacia donde estaba Jesús alabando en voz alta el nombre de Dios y se arrojo a los pies de Jesús agradeciendo por el milagro realizado.          

Si hacemos una consideración estadística, al regresar solo uno de diez fue a agradecer, lo que indica solo el diez por ciento de las personas son agradecidas. Quizás no sea tan cierta esta deducción, pero si pienso que el modo de ser del cristiano debe estar empapado de gratitud, y debe demostrar que es agradecido.

En cuanto a los leprosos, estos quedaron limpios de cuerpo y nueve solo miraron la limpieza de su piel, pero uno de ellos, miró además la limpieza de su alma y regresó a dar gracias.

Nuestro país desde la creación de la república a partir de 1844 fecha en que nos independizamos de los haitianos hemos venidos arrastrando con los problemas de esos ingratos que por más esfuerzos que hacemos los dominicanos para acercarnos a Haití, con un trato amistoso y solidario, sólo recibimos del vecino país una actitud de desconsideración y descalificación.

Quien dude esto y piense que se trata de una exageración, sólo tiene que observar lo que está pasando con la prohibición a la compra de pollos, huevos y otros productos criollos, por parte del vecino país, el descredito a nivel internacional a que no tiene sometido desde la promulgación de la sentencia 168-13 del tribunal constitucional, que nos tildan de racista, xenófobo y de apátrida, en fin, un ejemplo más que palpable de lo que es la ingratitud. 

La ingratitud ya es parte del diario vivir y nuestra nación no es ajena a ese maldito cáncer que nos carcome hasta los tuétanos. La ingratitud la palpamos a diarios, en el patrón que es ingrato con el obrero, cuando no valora su esfuerzo por que su empresa progrese, en el obrero que no cumple con la labor asignada y vez de cumplir a cabalidad con  su labor, ve al patrón como su enemigo.

La vemos también en el arte, en los medio de comunicación, en los deportes, en los político que han escalado posiciones bajo la sombrilla de otros y luego quieren hacerle la vida imposible al que le tendió las manos  y le ayudó a subir.  Para que este no siga avanzando y el ingrato ocupar su lugar, para obtener con malas artes lo que no pudo conseguir con su talento. La ingratitud es de lo más desagradable, cruel y despreciable en la vida de los seres humanos. 

Yo sueño con una sociedad que pueda erradicar este cancel que nos está eliminando a todos, pero esto es un esfuerzo de todos y de todas, nosotros como padres tenemos que criar a nuestros hijos con buenos sentimientos y valores, y   ahora que se está implementado el 4% para una mejor educación,  ojala que podamos erradicar de una vez y por todas esa epidemia, ya que en la formación de nuestros niños es que esta la solución.