
Los delincuentes penetraron a la capilla rompiendo una persiana trasera, destruyendo el santuario y llevándose las baterías y el inversor.
La familia cristiana de la comunidad Rincón de Los Jiménez, atribuyó el robo y la profanación a jóvenes que andan por caminos equivocados de las drogas.
Se quejaron de la policía, que a pesar de las constantes denuncias del aumento del tráfico y consumo de drogas no han hecho caso.
Asimismo, denunciaron que la delincuencia se ha adueñado de esa comunidad de hombres y mujeres de trabajo.
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