Por el Profesor Octavio
García

Es penoso que a este gesto histórico y patriótico encabezado
por Duarte y los trinitarios solo se le haya dado seguimiento 119 años después
en un frustrado intento del profesor Juan Bosch por seguir esos lineamientos de
grandeza ambicionado por el padre de la patria en 1844, que lo único que
perseguía era la creación de una verdadera nación que satisficiera a todos y
todas las y los dominicanos de aquel entonces y para la posteriores generaciones.
Hoy 50 años después con la llegada al gobierno del licenciado
Danilo Medina Sánchez, se está abriendo una nueva brecha a la posibilidad de
avanzar por esos truncados caminos que permitan elevar la calidad de vida de
los ciudadanos y ciudadanas de esta hermosa nación, por medio de políticas
educativas, de salud, ambientales, productivas y sociales; encasilladas todas
hacia una misma meta.
Afortunadamente y para bien del país, el presidente Medina
está demostrando ser un visionario, y como todo buen agricultor; está abonando
el terreno para que la República Dominicana no se detenga en el camino hacia la
continuidad de esos procesos que permitirán el desarrollo definitivo y absoluto
de nuestra nación.
Un paso inequívoco de ello, lo constituye la escogencia en el
Ministerio de Educación del licenciado Carlos Amarante Baret, garantía plena de
que habrá una continuidad de esos proyectos de nación iniciados por Juan Pablo
Duarte en 1844, perseguido por el profesor Juan Bosch en 1962 y desarrollándose
con una integración y unificación de criterios de toda la sociedad de hoy, por el
Presidente Danilo Medina.
Es por eso que a una misma voz, en las 32 provincias del
país; se está mirando con muy buenos ojos, que la única persona capacitada y
dotada de esos principios y valores para dar seguimiento a ese futuro
promisorio que todos los dominicanos y dominicanas hemos aspirado desde el nacimiento
de nuestra identidad como nación, es llevando a la presidencia de la república
al licenciado Carlos Amarante Baret.
Su trayectoria política, su constante crecimiento a pesar de
sus humildes orígenes, no ha sido un obstáculo para que este ilustre ser humano
avance en grado ascendente y paulatino en la conquista de su éxito como
profesional y su éxito político, avalado con la pulcritud y transparencia con
que se ha manejado en todas las
instituciones públicas y privadas que le ha tocado dirigir.
Viniendo de la nada y huérfano de madre, le tocó vivir días
difíciles en su Moca natal. Eso no
oscureció su luz y continuó su formación estudiantil sacando tiempo extras para
participar en clubes sociales y culturales que lo marcaron de por vida al
permitirle conocer de cerca las intríngulis de esta sociedad, de donde nace su
gran sensibilidad humana que lleva consigo, la que siempre ha puesto al
servicio de la mejoría conjunta para todos los hijos de esta nación.
Avanzando en el tiempo, forma fila en el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD), iniciando al igual que todos los peledeístas, en los círculos
de estudios. Su gran dedicación y
entrega acompañado del gran interés y vocación de servicio que mostró tener le
permitió pronto perfilarse como uno de los grandes prospectos para dirigir el
partido en esta provincia Espaillat, llegando a ocupar un una regiduría en
1982, pasando luego a ser el primer senador que representara el proyecto
político morado en aquellos tumultuosos tiempos de los años 90 cuando el
triunfo de Juan Bosch fue ilegitimado por un fraude colosal del presidente
Joaquín Balaguer en contubernio con sectores poderosos y oscuros de la nación.
Posteriormente logrando ya pertenecer al Comité Central y
sucesivamente al Comité Político de la organización, con la llegada a primera
jefatura del Estado de su compañero de partido, el doctor Leonel Fernández
Reyna, periodo 1996-2000 es nombrado en la Superintendencia de Seguros y en la
administrador de Bienes Nacionales, luego en el segundo mandato de Leonel Fernández,
2004-2008 fue Director General de Migración, cargos que desempeñara dignamente
sin que una sombra de descrédito le persiga.
En el tercer mandato del PLD y el presidente Fernández, por
lealtad al actual mandatario que en esos momentos aspiraba a dirigir los
destinos de la República Dominicana, no ocupó ningún cargo público a pesar de
que le fue ofrecido el Ministerio de Interior y Policía, negativa que lo sacó
del poder hasta el día de hoy y que hasta cierto punto lo hace digno de la
confianza del presidente.
Con el ascenso de Danilo Medina, su lealtad consolida la
amistad con el jefe de Estado, quien lo nombra Presidente del Instituto de las
Telecomunicaciones (INDOTEL), posición que ocupa por espacio de 10 meses,
pasando luego al Ministerio de Educación, donde sin estar ligado al magisterio,
ha hecho una verdadera revolución, mejorando el maltrecho sistema educativo
dominicano que solo había servido para crear profesionales de muy baja calidad.
Este pequeño background, a manera de presentación de su hoja
de vida nos permite a todos los dominicanos sensatos, deseosos y conscientes de
que la continuidad de un buen gobierno, necesariamente debe recaer sobre los
hombres de un estadista, altruistas, serio, leal y capaz, de la altura y el
calibre que ha demostrador tener el licenciado Carlos Amarante Baret.
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