Por Jacqueline Hidalgo

Apenas un día después de
que los presidentes Danilo Medina y Michel Martelly aparecieran sonrientes y
con un fuerte apretón de manos, un diario de Puerto Príncipe publicó en su
portada una caricatura en que se ridiculiza al mandatario dominicano,
presentándolo como afectado por el virus H1N1 y a su contraparte haitiano,
esquivo para no contaminarse, algo verdaderamente ridículo; cuando los
verdaderos portadores de enfermedades epidémicas hacia esta parte de la isla,
históricamente han los haitianos.
Entiendo que los países son
libres de abrirles las puertas de entrada o no a determinados productos, bienes
o servicios procedentes de otros países, por ese lado no debe cuestionarse la
prohibición de huevos y pollos desde nuestro territorio, adoptada por el
gobierno de Haití. Con razón o sin ella, los haitianos han hecho uso de sus
derechos.
Ahora bien lo cuestionable
aquí es la forma cínica, ingrata y medalaganaria en que lo han hecho, mostrando
al mundo una realidad distorsionada de la República Dominicana, lo que deja en
evidencia que lo que el pueblo dominicano ha hecho por Haití durante siglos, no
nos han hecho merecedores del más mínimo de los respetos y mucho menos
consideraciones. Siendo nosotros el
principal consuelo, el segundo, cuando no el primer hogar para los haitianos
que transitan nuestras calles con libertad, comen nuestro pan, comparten
trabajo, techo y medicinas… nos quitan fuentes de empleos y nos hacen más
pobres.
Nadie acude a ellos antes
que nosotros cuando precisan de ayuda, no solo en caso de terremoto, cólera,
malaria y otras enfermedades, sino siempre, a tal punto que en nuestro
presupuesto anual hay un elevado porcentaje destinado a la educación, salud,
alimentación y ayudas para los haitianos de aquí como los de allá; una solidaridad
que lo favorece a ellos y nos perjudica a nosotros.
Ahora olvidan sin embargo, que nosotros hemos sido
víctimas de repetidas epidemias de cólera importado desde Haití. Sufriéndolo y combatiéndolo sin acusarles ni
escandalizar, por el entendido de que
debe primar la solidaridad, la justicia y la gratitud. Haití sabe que República Dominicana es su paño
de lágrimas y miren la forma en que nos irrespetan y ridiculizan y nos quieren
perjudicar.
No debemos convertir el rechazo de Haití hacia nuestros
productos en un conflicto, pero la ocasión es propicia para repasar algunas
acciones de los habitantes de ese país al que hemos protegido
siempre. Como propicio es la ocasión para que los organismos
internacionales y las ONGS que viven despotricando la República Dominicana se
traguen sus palabras y vean bien claro quiénes son los verdaderos villanos de
esta historia parasitaria llamada Haití sobre los Hombros de Quisqueya.
Es hora de
que tomemos acciones drásticas en contra del pueblo haitiano y los saquemos a
todos de nuestro país, y sellemos la frontera para que ningunos de ellos puedan
volver a pisar suelo dominicano, por esa sucia y asqueante manera que tienen
para agradecer siglos de favores del pueblo dominicano hacia ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario