Por Mauricio Toribio

De alguna manera el mensaje visual de los video clic de promoción de de estos artistas callejeros, reguettoneros y otros géneros musicales, influyen de forma negativa en los jóvenes más que todo, por estar cargados con un alto índice de disfunciones eróticas, obscenidades, tatuajes, lujos y lujurias que los aleja de las buenas costumbres y los buenos valores; en un total desacuerdo con el término humano dado a la música: arte y cultura para llevar valores a los pueblos.
El reggaetón, urbano o callejero entre otros géneros musicales, suelen carecer de un contenido social y de un mensaje positivo en sus letras. Pero para ser justo, tienen ritmos contagiosos a los cuales debemos darles el crédito de que han marcado las pautas para unir a toda una generación de jóvenes y adultos, llegando incluso a ser instrumento de marketing y parodias para reflejar el padecer y sentir de una nación.
Pero lamentablemente esos ritmos sin contenido no caen en lo agradable, pegajoso o lo divertido de un baile o de un instrumento de marketing para vender un producto, que a diferencia de lo acústico, su contenido visual es altamente discriminatorio y violento, con un meta mensaje para la juventud, muy corroído y funesto; sobre todo en una sociedad subdesarrollada como la nuestra, donde carecemos de valores éticos y morales, gustándonos la buena vida sin el menor de los esfuerzos.
Las actitudes y comportamientos de los intérpretes de estos géneros musicales suelen ser muy vulgares y estrambóticos, matizados en muchos casos por la violencia de géneros, el consumo de drogas y la buena vida, en las cuales, adultos, adolescentes e incluso niños están copiando, cuyos modelos se están viendo reflejado en el espejo de nuestra República Dominicana, donde su influencia y el querer parecerse a uno de ellos lo llevan a cometer actos ilícitos, matando de ser necesario para poder llegar o mantener un statu quo parecido al de su ídolo musical.
Para precisar y se mas justo, no se trata solo del reggaetón y la música callejera, hay también merengues, bachatas y otros géneros musicales que no cumplen su función de influir de manera positiva en la juventud y que no llenan el propósito que necesita esta sociedad.
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