lunes, 3 de noviembre de 2025

Luis Manuel Cáceres Michel (Tunty) uno de los mocanos del complot para matar a Trujillo

 


NACÍA UNOS DE LOS MOCANOS DEL COMPLOT PARA MATAR A TRUJILLO.

Luis Manuel Cáceres Michel (Tunty).

Nació en Moca el 3 de noviembre de 1938. Hijo de Luis Manuel Cáceres Ureña y de Octavia Michel Díaz.

Era nieto del Presidente Ramón (Mon) Cáceres Vásquez, sobrino nieto del Presidente Horacio Vásquez Lajara, y sobrino de Antonio De La Maza Vásquez, quién lo consideraba como un hijo.

Trabajó por varios años en el negocio de corte y aserrado de pinos que De La Maza tenía en Restauración. Por sus antecedentes familiares, este lo integró a la conjura del 30 de Mayo, bajo el entendido de que no podía fallar, ya que llevaba en su sangre el espíritu de resistencia a la opresión.

La cuestión no era solo que era valiente, audaz, osado, bien parecido, habilidoso, resistente, que le gustara la velocidad cuando conducía automóviles, que le hubiese gustado quizás ser piloto o cosmonauta. Amar, besar, casarse, tener hijos, nietos como él, poblar la patria. El asunto era que fue nieto de su abuelo y eso para muestra, basta y sobra.

Después, todo lo demás fue circunstancial, coyuntural, lógico, comprensivo, necesario, heroico y trágico. La admiración, el respeto, la confianza, el afecto por el tío político, quien feroz masculla improperios y desquites ancestrales.

El secreto mortal y poderoso fermentando en los pormenores de su juventud, macerando y exprimiendo graves decisiones preteridas, postergadas por demasiado tiempo. 

Antonio de la Maza de poco hablar, rumiando rencores allá en Restauración, en sus cortes de madera, mientras Tunti de vacaciones lo veía entre el bosque y el cielo azul de la frontera. El capitán retirado sacándole filo al hierro mortal de la venganza y el muchacho velando su pedazo de heroicidad como un soldado.

Tunti debía conducir el carro que ejecutaría el ataque al tirano, pues estaba considerado como un excelente conductor y de gran temple. A esos fines realizó una prueba en la hoy avenida 30 de Mayo y estuvo allí en espera del viaje del tirano en por lo menos una ocasión.

No pudo estar presente la noche del 30 de Mayo, como tampoco estuvieron los otros Mocanos que pertenecían al grupo, porque la acción se adelantó por un día por azar del destino.

Los servicio de inteligencia se llevaron preso a su padre y a su hermano Tavo por lo cual decidió entregarse.

Tunti se entregó a través de Luis Guzmán, relacionado al gobierno, enviándole éste donde Petán Trujillo, hermano del dictador y quien lo interrogó y le preguntó:

-¿Participaste en este complot?

- Si. Le contestó sin ambages, a sabiendas de que esto lo incriminaba aún más.

Fue llevado de inmediato a la cárcel de La Victoria, donde empezaron los interrogatorios y las torturas. Su valor de hombre lo hizo pensar que su prisión era más bien una prisión de libertad; la libertad de todo un pueblo de la opresión de esa férrea e inacabable dictadura.

Desde allí fue llevado el 18 de noviembre de 1961 a Hacienda María, por órdenes de Ramfis Trujillo, y asesinado a sangre fría por el hijo del déspota y un grupo de sus esbirros que ocupaban importantes funciones en el escalafón militar.

Se unió así a otros 5 de sus compañeros que se convirtieron en mártires de la tiranía y se sacrificaron por la libertad de su pueblo.

También participaron: el Cnel. Juan A. Disla, de la Aviación y jefe de Seguridad de Ramfis; el Dr. Federico A. Cabral Noboa; Américo Dante Minervino, mayor de la policía; el Cnel. Rubén A. Tapia Cessé; José Ángel Saviñón y otros cómplices y ayudantes. El Gral. Fernando Sánchez, Jefe de Estado Mayor de la Aviación, señalado luego como cómplice, estaba en la Jefatura haciendo algunos arreglos para Ramfis, posiblemente para su partida del país, esa misma noche y para siempre.

Luis Manuel Cáceres -Tunti- Junto a Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda, Roberto Pastoriza, Pedro Livio Cedeño, Modesto Díaz y Luis Amiama Tió, participarón en el ajusticiamiento del tirano.

Al caer ya sin vida, abatido por los tiros de sus verdugos, la tarde finalmente oscureció y Tunti, con tan solo 23 años recién cumplidos, pasó a la eternidad en un rayo de luz de esos reservados solo para los valientes.

A mas de 50 años del ajusticiamiento nadie ha dado testimonio todavía de donde reposan sus restos, ni los de sus compañeros de martirologio, lo que ilustra el grado de crueldad de las escorias humanas que servían al régimen.

Viva la libertad y los hombres que murieron luchando por ella !!!

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