Un niño de siete años fue entregado por su propio padre a una institución que funcionaba como orfanato, reformatorio y escuela técnica. El documento legal que autorizó su ingreso lo describía como "vicioso e incorregible, una persona fuera de control de sus padres". Su nombre era George Herman Ruth Jr. Leer Más…
Durante los siguientes doce años, este reformatorio fue su único hogar. La mayoría de los niños que pasaban por allí eran olvidados por la sociedad. Aprendían oficios, trabajaban en talleres, y si tenían suerte, encontraban empleo en fábricas. Pero Ruth tenía algo que no podía ser domesticado, una energía salvaje, una fuerza innata, y un talento que solo alguien con visión podía reconocer.
Ese alguien fue el hermano Matthias Boutlier, quien vio en aquel niño un talento increíble para el béisbol. Así que decidió entrenarlo, enseñándole a lanzar, a batear y a leer el juego. Ruth jugaba hasta 200 partidos al año dentro de la escuela, dominando a niños mayores, lo que llamó la atención de equipos locales.
En 1914, Jack Dunn, dueño de los Baltimore Orioles, lo vio jugar y lo firmó de inmediato. De esta forma iniciaba su carrera donde lo apodaron "Babe Ruth."
Cinco meses después, los Boston Red Sox compraron su contrato. A los 19 años debutó en Grandes Ligas como lanzador zurdo, ganando 89 partidos en seis temporadas.
En 1920, los Yankees lo compraron en la transacción más famosa en la historia del deporte. Su estilo cambió el béisbol de estrategia y velocidad, a fuerza y espectáculo llenando estadios e inspirando generaciones.
Construyeron el Yankee Stadium para él. Lo llamaron "La casa que Ruth construyó". Visitaba hospitales, firmaba autógrafos durante horas, y nunca olvidó lo que era ser un niño abandonado. Sus cifras son legendarias: 714 home runs, 2.873 hits, y un porcentaje de slugging que aún es el segundo más alto de todos los tiempos.
Basado en registros del Babe Ruth Birthplace and Museum. Este contenido es informativo y educativo. #fblifestyle

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