Reflexión sobre el río Moca: un crimen silencioso y sin dolientes
Es
lamentable ver cómo el río Moca, una de las principales fuentes acuíferas del
municipio, se ahoga lentamente bajo toneladas de basura. Lo más doloroso es que
este crimen ambiental no es obra de desconocidos, sino de muchos de los propios
habitantes que viven a orillas del río, quienes, por costumbre o comodidad, han
convertido sus patios en vertederos improvisados.
Pero
no toda la culpa recae en la ciudadanía. Las autoridades municipales, el
sistema de gestión ambiental y los responsables de velar por los recursos
naturales también tienen una gran parte de responsabilidad. Se hacen los "ciegos, soldos y mudos" mientras este desastre crece día tras día.
¿Hasta
cuándo vamos a permitir que la indiferencia mate nuestras fuentes de vida? El
río Moca no solo es un cuerpo de agua: es historia, es sustento, es naturaleza
viva que clama por ayuda. Exigimos acciones reales, no promesas vacías. Ya
basta de silencio.
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