“Déjame ser la voz que grita cuando los traidores callan”
(Parafraseando el título de una canción a la realidad de RD)
Mauricio Toribio
Déjame ser la voz que grita
cuando gobiernos sellan sus oídos
y los poderosos miran al cielo,
mientras la frontera sangra,
y el migrante, silencioso y tembloroso, cruza temores que construyen muros.
Déjame ser la voz que clama
cuando la sangre de nuestras montañas se vierte en grietas sin respuesta—
la tala avanza, dueños invisibles cortan esperanzas,
y el agua potable se escasea: solo el 10 % fluye sin interrupciones
Déjame ser la voz que alerta
ante el miedo que acecha en las calles:
el 62 % vive inseguro frente a robos y pandillas,
y más del 60 % siente el puñal de una vida costosa,
presa del desempleo y del alza de precios
Déjame ser la voz que advierte
cuando el sistema se colapsa:
la salud, la educación, la justicia, el empleo—
vacíos que crecen con un Estado distante, endeudado y ausente .
Déjame ser la voz que grita
por un pueblo que no acepta desigualdad; cómplice,
por los campesinos que resisten al avance de la minería y al saqueo del futuro
por los que nacieron borrachos de ciudadanía y hoy son fantasmas de la ley .
Déjame ser la voz que clama
cuando ya no se puede silenciar el clamor popular:
gente que llora hijos perdidos en discotecas,
que exige justicia tras el colapso indiferente del Jet Set
Que este poema‑alarma suene regresando el eco al Palacio,
incomodando asientos de poder con la urgencia del ahora.
Que los traidores no prosperen en la sombra,
y que la indiferencia estremezca hasta el último silencioso.
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