La República Dominicana figura entre los 10 países que más deportaciones han recibido de Estados Unidos desde el regreso de Donald Trump a la presidencia. Según datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), desde la investidura del mandatario republicano se han realizado 12 vuelos de deportación hacia territorio dominicano.
Esto posiciona a RD en el octavo lugar del listado, que es encabezado por Guatemala con 142 vuelos, seguida por Honduras con 116 y México con 101. El incremento en los vuelos refleja el endurecimiento de las medidas migratorias que ha impulsado la nueva administración, con énfasis en la detención y expulsión acelerada de personas sin estatus legal.
Las autoridades dominicanas han recibido a los deportados a través del Aeropuerto Internacional de Las Américas, en Santo Domingo, donde se realiza un proceso de registro y verificación por parte de la Dirección General de Migración. Muchos de los repatriados tienen años residiendo en EE. UU., y algunos fueron detenidos tras redadas o tras cumplir condenas por diversos delitos.
El tema ha generado preocupación entre defensores de los derechos humanos, quienes señalan que muchos de los deportados enfrentan un retorno traumático, carente de apoyo institucional y oportunidades de reinserción. Además, alertan sobre el impacto social que estas deportaciones masivas podrían tener en comunidades vulnerables.
Mientras tanto, el gobierno dominicano no ha emitido una postura oficial sobre el aumento de los vuelos de deportación desde EE. UU., aunque ha reiterado su disposición a recibir a sus ciudadanos conforme a los acuerdos bilaterales vigentes. Analistas señalan que la situación podría intensificarse si las políticas migratorias de Trump continúan en esta línea durante su segundo mandato.
Organizaciones de la diáspora dominicana en EE. UU. también han expresado su preocupación, advirtiendo que la política migratoria actual afecta de forma desproporcionada a comunidades latinas, incluyendo a dominicanos que han construido sus vidas en ese país. En algunos casos, las deportaciones se han ejecutado sin previo aviso suficiente, dificultando que los afectados puedan apelar o resolver su situación migratoria.
Expertos en relaciones internacionales consideran que este aumento de deportaciones podría tensar los vínculos entre Washington y varios países del Caribe y Centroamérica. En el caso dominicano, subrayan la importancia de reforzar programas de reintegración social y laboral para los repatriados, a fin de evitar que estas personas queden atrapadas en ciclos de pobreza o migración irregular.
Cachicha
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