domingo, 6 de agosto de 2023

Ramfis, Hunter, Haití y el peso de los apellidos

 


Por FELIX REYES

En un escrito que este diario tuvo la cortesía de publicar en la semana pasada, expuse una noción de sentido común, según la cual “las personas no son responsables de los actos de sus antepasados”, con el propósito de argumentar mi oposición al planteamiento de que se realicen pagos, como forma de reparación histórica, a los descendientes de esclavos en los Estados Unidos.

Quizás, para ser justo, debiera agregar que tampoco los padres son responsables de los actos de sus descendientes, por más que se reconozca el rol de estos en la educación del carácter de sus hijos y, en consecuencia, en los actos que estos últimos lleven a cabo en el transcurso de sus vidas.

En estos dos sentidos, que implican que las personas tienen responsabilidad exclusiva por sus actos, es que me propongo abordar las referencias a dos personajes, uno relevante al escenario político dominicano y otro al contexto político norteamericano. Estos son Ramfis Domínguez Trujillo y Hunter Biden.

De entrada, es preciso aclarar que, debido a que me identifico con posiciones políticas que pueden ser definidas como de centro, con ligeras inclinaciones hacia corrientes liberales y de izquierda democrática, adverso en gran medida las propuestas políticas de Ramfis Domínguez Trujillo, las cuales, me parece, existe acuerdo en que pueden ser caracterizadas como de extrema derecha.

Uno de los temas que en la política dominicana delimitan las posiciones de derecha, de izquierda y de centro es el tema haitiano.

Las posiciones de Ramfis Domínguez Trujillo con relación al tema haitiano, similar a la de otros actores políticos de derecha, están claramente orientadas a despertar sentimientos xenofóbicos de la población dominicana hacia la población haitiana, promoviendo el odio hacia la nación con la que compartimos la isla de Santo Domingo, difundiendo teorías conspirativas sobre planes de fusión de la isla y endilgando el calificativo de traidores a la patria a todo aquel que no suscribe su extrema posición.

Por su lado, las posiciones del centro político en República Dominicana con respecto a este tema tienden a expresar actitudes políticas moderadas de la población dominicana que, sin odio y sin obviar valores cristianos de solidaridad hacia el sufrimiento de los habitantes del país vecino, reclama el respeto de la comunidad internacional al derecho soberano del país, que lo faculta a controlar su frontera y a deportar los migrantes ilegales mediante procedimientos que respeten la dignidad de estas personas, como lo debe hacer todo país civilizado.

Otras propuestas de este político dominicano claramente alineadas con posturas de extrema derecha remiten a temas como los de la seguridad pública, que en consonancia con tendencias favorables en la región (Bukele) tienden a preconizar la utilización de mano dura en el enfrentamiento del delito. Sobre este tema deberé volver.

Ahora bien, el hecho de que sea adversario de las propuestas políticas de Ramfis Domingo Trujillo no se traduce, bajo el pretexto de que en el país están prohibidas las actividades trujillistas, en una oposición a que este ejerza su derecho, como dominicano, de participar en política y de aspirar al desempeño de funciones de dirección del Estado, en conformidad con las leyes que reglamentan el ejercicio de este derecho.

Y es que el hecho de que esta persona sea descendiente del dictador Rafael Trujillo Molina no lo hace responsable de sus desmanes, ni significa que por llevar su apellido su actividad política sea consecuentemente definida como trujillista.

Atractivo

Es cierto que su segundo apellido es un “plus” atractivo a personas nostálgicas de la época trujillista y también que el contenido de su propuesta política es similar al que en su momento implementó su abuelo. Pero debe señalarse que nadie ha demostrado que su discurso político apele directamente a esa nostalgia, así como también debe decirse que sus propuestas son similares a las de otros partidos de la extrema derecha del país, no siendo estas últimas definidas como trujillistas ni planteándose su prohibición.

Por su lado, el caso de Hunter Biden se presenta de manera inversa al de Ramfis Domínguez Trujillo. Si a este último se le juzga por las acciones de su antepasado, las acciones del primero han sido manipuladas para que tengan efecto político negativo en su padre, Joe Biden, el actual presidente de los Estados Unidos de América.

Nadie se sorprendería de que en cualquier sociedad, la condición de “hijo de tal persona” abra puertas y tienda alfombras que faciliten el logro de propósitos vitales de esas personas agraciadas, lo cual no significa necesariamente, aunque es lo más probable, que el padre utilice su influencia para ello. El Caso de los “Nepo babies” de la política dominicana (Raful, Decamps, Fernández, Jiménez, Arnaud, entre muchos otros) son apropiados ejemplos.

Pocos se atreven a negar que Hunter Biden haya aprovechado en beneficio propio, incluso utilizando medios no legítimos, su condición de hijo de un político que, como Joe Biden, ha estado en el centro del poder norteamericano desde la década de los 70, ya sea como miembro de la cámara de representantes, como Senador, como Vicepresidente y actualmente como Presidente.

Nadie se atrevería a afirmar que Hunter Biden es un modelo de comportamiento para la sociedad norteamericana, ni que su vida se conduzca por las normas de conducta de un manual de Boys Scouts. Recientemente, él se ha declarado culpable de cometer acciones ilegales, tales como evasión de impuesto, consumo de narcóticos y posesión ilegal de arma de fuego, consiguiendo que se le impusieran sanciones muy leves si se comparan con penas que han sido impuestas por similares delitos a otras personas.

Ciertamente, las consecuencias de sus acciones hubieran sido más perjudiciales en su vida de no haber sido el hijo de Joe Biden, pero él es el responsable de sus actos. Pretender involucrar al Presidente de Estados Unidos en las acciones de su hijo no es más que un intento inútil y desesperado de cambiar el centro de atención del público.

jpm-am

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