lunes, 28 de agosto de 2023

A casi medio siglo, Chile condena siete militares por el caso Víctor Jara, ejecutado durante la dictadura de Pinochet

 


La Corte Suprema de Chile condenó este lunes a siete exmilitares del Ejército de ese país como autores del secuestro calificado y homicidio calificado del cantautor Víctor Jara en la víspera de que se cumplan, el próximo 16 de septiembre, 50 años de su crimen a golpes y balas en Estadio Chile. El compositor fue asesinado junto a Littré Quiroga, quien era el director del Servicio Nacional de Prisiones del Gobierno del derrocado presidente socialista Salvador Allende (1970-1973). Ambos pasaron sus últimas horas de vida juntos, agónicos y aislados de los demás prisioneros en un camarín.

Víctor Jara quedó detenido el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado que lideró el general de Ejército Augusto Pinochet (1973-1990) y llevado al Estadio Chile.

 El musico junto a Quiroga fueron dos de los más de cinco mil partidarios de Allende apresados y llevados a ese centro deportivo -que hoy se llama Estadio Víctor Jara- por los militares. Allí, según testimonios judiciales, sus captores se ensañaron especialmente con ellos y durante al menos tres días los torturaron: el cantautor tenía 56 fracturas óseas y 44 balas en su cuerpo, mientras Quiroga 47 fracturas y 23 balazos.

Los cadáveres de ambos militantes comunistas fueron lanzados, juntos, a un terreno baldío cercano a la línea férrea, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, el 16 de septiembre de 1973.

De acuerdo con el fallo, que fue unánime, fueron condenados los exmilitares Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día de presidio en calidad de autores de los homicidios. Además, a 10 años y un día como autores de los secuestros calificados. En tanto, el exoficial Rolando Melo Silva fue sentenciado a 5 años y un día, y a otros 3 años y un día de cárcel, como encubridor de los homicidios y los secuestros, respectivamente.

Según estableció la sentencia, en el Estadio Chile “los prisioneros de cierta connotación pública fueron identificados por el personal militar y separados del resto, y, durante los respectivos períodos de su detención, tanto Víctor Jara Martínez como Littré Abraham Quiroga Carvajal, fueron reconocidos por los efectivos militares” y luego “apartados del grueso de los prisioneros y asignándoseles custodia especial, sufriendo en todo su cautiverio, constantes y violentos episodios de agresión física y verbal”.

La sentencia también señala que “entre los días 13 y 15 de septiembre de 1973 se practicaron interrogatorios a detenidos al interior del Estadio Chile, sin que ellos obedecieran a procedimientos judiciales y/o administrativos previos, algunos de los que fueron realizados por personal de la Segunda Fiscalía Militar de la época, dirigidos en alguna ocasión por su propio Fiscal, y, entre otros, fueron interrogados Víctor Lidio Jara Martínez y Littré Abraham Quiroga Carvajal, sin que de estas actuaciones quedara constancia alguna, como tampoco de los supuestos cargos imputados o de la formación de algún proceso”.

En el caso de Víctor Jara, señala la sentencia, “las agresiones tuvieron como principal aliciente la actividad artística, cultural y política del mismo, estrechamente vinculada al recién derrocado Gobierno”. Y agrega que fue sometido a “torturas físicas, siendo los golpes más severos, aquellos que recibió en la región de su rostro y en sus manos. Ambas víctimas fueron objeto de patadas, golpes de puño y golpes de culata con armas”.

En tanto, a Quiroga se le imputaba haber sido responsable de la prisión y maltrato que habría sufrido el general de Ejército Roberto Viaux, “lo que agravaba el castigo que le fue propinado por quienes pasaban a su lado, alentándose incluso a los propios conscriptos a tomar parte en dicho castigo”. Viaux fue quien en 1969 encabezó un intento de sublevación militar, en un acuartelamiento en el Regimiento Tacna que se conoce como el Tacnazo.

Víctor Jara tenía 40 años cuando fue asesinado. Estaba casado con Joan Jara y era padre de dos hijas: Amanda y Manuela.

Littré Quiroga tenía 33 años. Y, el día que lo detuvieron en su oficina, escribió tres cartas: a su esposa Silvia, a su madre y a sus tres hijos pequeños. “Niñitos: pórtense bien y cómanse toda la comida. Estudien mucho y ayuden a su mamá. El papá no podrá verlos quizás hasta cuándo. No vean tanta televisión y pórtense como corresponde, como niños buenos. Chaíto y no se olviden de su papito. Felicidades, Littré Quiroga C”.

Fuente: El País

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