Ponerse en movimiento es uno de los mejores escudos protectores para la salud del corazón. Varios estudios han demostrado que las enfermedades cardiovasculares, que afectan el funcionamiento y la circulación de los vasos sanguíneos, se pueden prevenir mediante la actividad física regular, especialmente el ejercicio aeróbico o de resistencia, también conocido como cardio.
Hay cuatro pilares de un estilo de vida saludable para el corazón, advierten los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU: seguir una dieta nutritiva, mantener un peso saludable, no fumar y hacer ejercicio con regularidad.
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En cuanto a la actividad física, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) recomienda hacer al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos de ejercicio aeróbico vigoroso por semana, y a esto añadirle al menos dos días de entrenamiento de fuerza de moderado a intenso.
“Incluso la actividad de intensidad ligera puede compensar algunos de los riesgos de ser sedentario”, sostienen los expertos de AHA.
El ejercicio mejora la circulación, lo que resulta en una presión arterial y un ritmo cardíaco más bajos (Getty)
Ser físicamente activo es un paso importante hacia la buena salud del corazón. Es una de las herramientas más efectivas para fortalecer el músculo cardíaco, mantener el peso bajo control y prevenir el daño arterial causado por el colesterol alto, el nivel alto de azúcar en la sangre y la presión arterial alta que pueden provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
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