jueves, 1 de julio de 2021

Las lavas del volcán haitiano pueden salpicarnos


Haití hierve en sangre, violencia, hambre y pandemia, literalmente como un volcán que entró en erupción y cuyas lavas ardientes pueden llegar hasta nosotros.

Sin gobierno ni autoridades eficientes, atomizado por pandillas armadas hasta los dientes que defienden sus propios espacios, especialmente los del narcotráfico y los contrabandos de todo tipo, Haití se estremece como un paciente terminal.

La violencia incesante tuvo ayer otro capítulo trágico cuando agentes policiales mataron a 15 civiles, entre ellos al periodista Diego Charles, en la saga de enfrentamientos diarios que han provocado que más de 10,000 personas, según las Naciones Unidas, hayan huido de sus hogares.

Es casi un escenario de guerra civil agravado por una inseguridad alimentaria que persiste y por un fuerte repunte de los contagios y muertes por Covid, dos poderosas razones para que se acelere la desesperada huida hacia la República Dominicana.

Con este volcán en erupción y más encarnizadas luchas entre pandillas armadas, varias de ellas con presumibles padrinazgos oficiales, el panorama se ensombrece día a día.

Hay pocas luces al final del túnel en la lucha entre un gobierno acorralado que no logra soluciones constitucionales ni consenso para recuperar la estabilidad democrática, lo que podría dar lugar a una urgente intervención de los llamados “países amigos” para imponer orden que salve a los haitianos.

Mientras tanto, las lavas de esa violencia fluyen hacia el Este, donde todos estamos entretenidos en otras cosas.


Haití hierve en sangre, violencia, hambre y pandemia, literalmente como un volcán que entró en erupción y cuyas lavas ardientes pueden llegar hasta nosotros.

Sin gobierno ni autoridades eficientes, atomizado por pandillas armadas hasta los dientes que defienden sus propios espacios, especialmente los del narcotráfico y los contrabandos de todo tipo, Haití se estremece como un paciente terminal.

La violencia incesante tuvo ayer otro capítulo trágico cuando agentes policiales mataron a 15 civiles, entre ellos al periodista Diego Charles, en la saga de enfrentamientos diarios que han provocado que más de 10,000 personas, según las Naciones Unidas, hayan huido de sus hogares.

Es casi un escenario de guerra civil agravado por una inseguridad alimentaria que persiste y por un fuerte repunte de los contagios y muertes por Covid, dos poderosas razones para que se acelere la desesperada huida hacia la República Dominicana.

Con este volcán en erupción y más encarnizadas luchas entre pandillas armadas, varias de ellas con presumibles padrinazgos oficiales, el panorama se ensombrece día a día.

Hay pocas luces al final del túnel en la lucha entre un gobierno acorralado que no logra soluciones constitucionales ni consenso para recuperar la estabilidad democrática, lo que podría dar lugar a una urgente intervención de los llamados “países amigos” para imponer orden que salve a los haitianos.

Mientras tanto, las lavas de esa violencia fluyen hacia el Este, donde todos estamos entretenidos en otras cosas.



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