sábado, 23 de febrero de 2019

No siempre se gana cabalgando quimeras.


Por: Elba Lucía López
Sobre este tema de aceptar o no una posición a la que nunca he aspirado, aclarar que tengo de estos entendidos de la política, mi mejor impresión. Soy simplemente una ciudadana que revela en cada letra su deseo de transformar una sociedad inerte y esclava.

Valoro los comentarios, llamadas y consejos de amigos, sectores vinculantes sobre hacer un trabajo diferente para el colectivo a quien con tanta gallardía defiendo.
No quiero vincular mi trayectoria a ¨divergencias que puedan existir entre estos dos grandes políticos y adversarios de un mismo color. Nunca ha sido mi estilo denostar la imagen, nombradía de nadie; para mí el descrédito no es la fórmula que adecenta el salvajismo político.
Soy amiga del Regidor Pedro Fernandez, como así del Gobernador de Espaillat Dilone Ovalles, sin dejar a un lado al Doctor Robert Alfonso Espaillat Rodriguez. Ellos merecen mi respeto, cariño y deferencia. La posición que puedan tener algunos ¨aguerridos críticos ¨, no necesariamente son las mías.
En todos estos años donde la pluma que con loas acierto escribe, se ha caracterizado por desvincular cualquier tipo de acusación, de su criterio personal sin destruir la trayectoria de otros. Estos tres pre-candidatos como otros mas gozan de mi distinción no importa el color y su accionar.
Soy una mujer imperfecta, crítica feroz y por momentos sutil en mis planteamientos hacia el partido de gobierno. Hago mis sediciones con tacto, prudencia y adornado del sortilegio imperioso de la prosa, eso me hace diferente. A mi querido y admirado amigo Agustín Rodríguez, le agradezco su alta valoración; pero debo ser coherente con mi estilo y fascinación en lo que escribo.
Sobre este caso en especial, no he definido todavía la postura que tengo sobre si y solo si participaría en cualquier posición que se oferte. No puedo tirar a la basura mis ideales y vender la bandera tricolor sin inmutarme.
Gracias a la creatividad desmedida de los que esperan y a los que no esperan; pues estaré en el banco aquel como Penélope esperando el rostro del cambio.

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