jueves, 7 de febrero de 2019

Los nuevos presidentes surgen de la nada

Ramón Pérez Reyes
Santo Domingo
El típico perfil de que para ser presidente de la República había que tener canas, y una vasta experiencia en administración pública, o ser exitoso en el sector privado; ha estado cambiando en Latinoamérica y el mundo, a juzgar por los resultados de las últimas elecciones donde los mandatarios que han salido victoriosos han surgido prácticamente de la nada.

Para el doctor Daniel Zovatto, presidente de la Asociación de Consultores Políticos y director Regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe, eso tiene su explicación.
Dice que la mayoría de los procesos electorales se caracterizan por un alto nivel de malestar ciudadano con la política y las élites; fenómeno que lo lleva a calificarlas como las elecciones del enojo. Este sentimiento, dice,  generó en varios países un “voto anti”, un voto de rechazo con el gobierno y los partidos tradicionales unido a la irrupción de candidatos anti-establishment, con un fuerte sesgo personalista.
Los casos
El últimos de los casos fue el presidente electo de El Salvador. Nayib Bukele. El exalcalde de San Salvador, capital del país centraomericano, ganó en primera vuelta las elecciones presidenciales y puso fin a la tradición bipartidista que durante tres décadas reinó en esa nación.

El empresario salvadoreño de 37 años no necesitó de una segunda vuelta electoral para conquistar la Presidencia de su país.
Previamente Jair Bolsonaro, en Brasil; y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en México; habían roto los esquemas de los requisitos exigidos para ganar la presidencia en esos países.
Con un discurso anti-establishment, con un fuerte sesgo personalista, similar al de Donald Trump, en Estados Unidos;  Bolsonaro surgió en el escenario politico brasileño y en un “ dos por tres” ganó la presidencia, donde faltando meses para el cierre de la campaña no era el favorito
El ultraderechista y exmilitar, de 63 años, ganó de forma contundente a Fernando Haddad, 55 años, y del Partido de los Trabajadores, de Ignacio Lula da Silva.
México
Montado en una ola de descontento colectivo por la corrupción y la violencia desenfrenadas, AMLO, como se le conoce al ex alcalde de México, fue elegido presidente de la nación con una victoria aplastante, que da un vuelco al sistema político dominante del país, dominado casi siempre por partidos tradicionales como el PRI.

El reconocimiento de muchos países al presidente escogido por la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, para que conduzca la nación en un período de transición, también entra en el esquema de mandatario antisistema.
Es que Guidó, de apenas 35 años, aunque sea un mandatario en transición, no estaba en el esquema de futuro presidente de la nación sudaméricana, donde la oposición está dirigida por líderes como Leopoldo López, Henrique Capriles, y María Corina Machado.
Caso Costa Rica.
Contrario a lo que estimaron las encuestas, el ganador de presidencia en Costa Rica fue Carlos Alvarado, de 39 años, exministro y candidato del Partido Acción Ciudadana, quien mostró su apoyo a la aprobación legal de la unión entre personas del mismo sexo e incluyó esa demanda en su plan de gobierno.

Con 60,66% derrotó al predicador evangélico Fabricio Alvarado, de Restauración Nacional, que incluso pidió a Costa Rica abandonar la Corte Interamericana de Derechos Humanos por pronunciarse a favor del matrimonio igualitario.
Escenario internacional
Donald Trump, en los Estados Unidos; Pedro Sánchez (46 años), en España; y Emmanuel Macron (41 años), en Francia, forman parte de los políticos antisistema, aunque el español tenía una amplia militancia en su partido, el PSOE, a pesar de su juventud.

El analisis
Durante uma visita al país invitado por el Tribunal Superior Electoral (TSE), el experto argentino Zovatto concedió una entrevista al Listin en la que analizó los procesos electorales de la región y dijo que las elecciones presidenciales presentan un conjunto de tendÍncias.

Entre estas citó: un “voto anti”, un rechazo con el gobierno y los partidos tradicionales unido a la irrupción de candidatos anti-establishment, con un fuerte sesgo personalista. Jair Bolsonaro en Brasil y Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

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