¿Presidente usted me está aclarando o preguntando?

Por: Elba Lucía López Peña

  ¨Personas “de cuello blanco” están ligadas al narcotráfico¨, una declaración que me impacto escucharla del número uno del país. Son expresiones que marcan un antes y un después, es como el alfa y omega de un ritmo político pútrido que encrespa.


  Es decir, que no hay subterfugio alguno, ante el ultimátum severo de un flagelo que destruye vidas y restaura  grandes capitales. Aturdida de tantas marañas, fábulas, y acercarnos más a la desintegración de una sociedad que se envuelve en ficciones, peroratas, y presiones externas.

 ¨Los altos niveles de delincuencia y crimen organizado  se debe a la gran cantidad de deportados que llegan semanalmente desde los Estados Unidos¨, otra expresión que desencadenó en mi un lapsus de dolor.

 Estamos totalmente descobijados, y no sabemos aquí en el patio, quien entra y sale. Que el aporte a nuestra economía que hacen los buenos dominicanos lo tiramos por el piso sin razón justificable; apoyándonos en argumentos ensortijados.

 ¡Que más nos falta!, para estar al corriente de otro evento en estos 48.442 km². ¿Qué nimiedades por inobservancia nos faltan por advertir?, cuando nos avocamos a colisionar con la falacia silueta del tren de la modernidad.

  No me gusta lo que estoy viendo. Trato de ser coherente con mis apreciaciones sin apasionarme e infringir en criterios absurdos. Si me lo dice usted le creo Sr. Presidente y si es un ¨cuchicheo¨ para crear obstinaciones, canjear el paso a una reelección que se avecina; pues le creo más.  Este tipo de aseveraciones que ¨se perciben como una aberración¨, del hombre más informado del Estado, someten al ciudadano común a una encrucijada que se traducirá en una votación insigne en el 20.

Si el interés fue esclarecer quede más embrollada y si fue que me pregunto: le comento que sabía algunos datos sobre estas profundidades del ser, la distorsión de una economía paralela y la protagonización de autoridades que ¨partidarias del caos¨ corrompen y vulneran derechos. Me había enterado de estadísticas espeluznantes sobre los campos dinamizados de estupefacientes; pero decidí no tocar piezas y engendros de un mundo que desconozco. No saber quién es tu enemigo silente, crea angustia.

Mi apatía es tal; que trate de envenenar mis ideologías, capturando una expresión de mutismo total, buscando purificar el espíritu de burla que me ciñe.

Sr. Presidente, estos datos no me concuerdan; pero confiare en usted alegando en mi ¨LOCURA ESTACIONAL¨; así mis temores serán menos, viviendo libre sin obcecaciones.