por Franklin Torres

Sólo
así se lograría la mayoría legislativa necesaria para modificar la
Constitución. En mi opinión, a Medina no le conviene promover un cambio
constitucional porque perdería parte de la base de su encanto en la población:
que cumple promesas. Dijo muchas veces que no se repostularía. Cambiar ahora
sería una traición a sus propias palabras, aunque mucha gente quiera que se
repostule.
Aclaro,
no me gusta el sistema actual de repostulación no consecutiva; los presidentes
deben tener opción de una repostulación inmediata. Pero ese fue el sistema que
estableció la Constitución de 2010 por decisión de Leonel Fernández y Miguel
Vargas. ¿La cambiarán ahora sus propios promotores? Y eso, que a Fernández le
convendría que Medina pudiera repostularse para recuperar las fuerzas perdidas;
pero el deseo ya expreso de volver, y el de sus seguidores, es tan grande, que
va en contra de una nueva modificación constitucional.
Si
Medina no es el candidato del PLD, habrá entonces mucha inestabilidad en las
preferencias electorales hacia el 2016, y los datos de encuestas realizadas en este
momento hay que tomarlos con cautela. ¿Será Fernández el candidato? Si así
fuera, a pesar de todas sus ventajas, su candidatura presenta al menos dos
problemas: ¿Se movilizarán todos los peledeístas a su favor? La Gallup-Hoy
revela que mientras 49% de los peledeístas considera que Medina debe ser el
candidato, sólo 17% considera que debe ser Fernández.
¿Dinamizará
su candidatura a la oposición por la tasa de rechazo? No se sabe, porque
actualmente los principales partidos de oposición, excepto el PRD, no han
elegido candidatos y la política es relacional. El poder de uno depende del
poder del otro. ¿Se convertirá el PRM en un polo electoral importante?
Dependerá del candidato y las alianzas. Hipólito Mejía tiene energía y carisma,
pero también registra mucho rechazo y es un candidato vulnerable.
Luis
Abinader es más potable y tiene junto a Medina bajísima tasa de rechazo, pero
para despegar necesita el apoyo de Mejía. Mientras eso no se aclare, las
proyecciones electorales serán muy inciertas. Fuera de las fuerzas políticas
principales, hay muchos aspirantes presidenciales. Si no hacen alianzas y
escogen al mejor candidato o candidata, difícilmente conseguirán calar en el
electorado.
El
sistema de partidos dominicano anda cojo. La razón principal es que mucha gente
quiere ser jefe y candidato. El PRSC se desarticuló por eso. El PRD se
desarticuló por eso. La izquierda tradicional ha vivido desarticulada por eso.
El reinado del PLD se debe precisamente a eso.
En
este momento, el factor clave en la ecuación electoral es el PRM. Su
posicionamiento electoral impactará al PLD, al PRD y a los partidos
minoritarios. Si el PRM despega, aglutinará fuerzas y hará el camino electoral
difícil al PLD, y mucho más al PRD. Si el PRM no despega, el sistema de
partidos llegará al 2016 muy fragmentado, y eso beneficiará al PLD.
En
estos momentos no hay espacio en República Dominicana para el mesianismo
personalista porque el sistema de partidos, aunque está desarticulándose,
todavía no ha colapsado. En esta transformación, la primera prueba serán las
elecciones de 2016. Ahí la competitividad de las candidaturas será un indicador
importante del nivel de desarticulación o rearticulación del sistema de
partidos dominicano.
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