
Por Edward García
En el país existen multiplex generadores privados, dentro de
los cuales se destacan dos empresas, que se diferencian de las demás por ser
generadores/distribuidores aislados, con desempeños como suplidores confiables
que les ha merecido el reconocimiento de sus usuarios, aunque con algún cuestionamiento
en cuanto a los precios que venden la energía.
Estas empresas son las que operan en el norte de la provincia
de Samaná y en la región de Bávaro. Ambas
empresas gozan de solvencia financiera y técnica, y haciendo aparte sus costos,
contrato de concesión u otras condiciones, son eficientes servidoras del fluido
eléctrico.
Si contratamos sus tarifas con las que ejecutan las
distribuidoras públicas, Edeste, Edesur y Edenorte, encontramos un abismo
extraordinario, una tabla de simplificación explicada en parte por el porqué de
algunos de los graves problemas del sector eléctrico, amén del diferencial en
precio, que es superior al de la energía pública.
Para solo citar un ejemplo, cuando se intenta descifrar el
esquema tarifario de edesur, encontramos que el cuadro referente a las mismas
en su página Wed existen tres tipos de tarifas: 1, 2 y 3; y cada cual a su vez
se descompone en un sinfín de sub tarifas, en adicción a la denominada tarifa
pox peaje.
Tal fragmentación enmaraña el cálculo del precio real y
dificulta la toma de decisiones racionales.
La complejidad atenta contra las posibilidades de determinación por
parte del usuario y permite esconder demasiados elementos vitales para la real comprensión
de si el precio o la tarifa, es parte del hoyo negro eléctrico o no.
Es por ello que dentro del conjunto de decisiones y acciones
envueltas en un pacto eléctrico, se hace necesario imitar el ejemplo de los
generadores distribuidores aislados en cuanto a la sencilla y transparencia de
las tarifas que pagamos los usuarios.
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